TERAPIAS ALTERNATIVAS CONTRA EL CÁNCER

Terapias alternativas contra el cáncer

Este trabajo terapias alternativas contra el cáncer, es una revisión bibliográfica sobre un tema tan apasionante como lo son las opiniones que tiene la Comunidad Médica Ortodoxa sobre las terapias alternativas más frecuentemente utilizadas para el tratamiento del cáncer, su eficacia y sus resultados reales. Se hizo una amplia revisión bibliográfica, fundamentalmente de la bibliografía norteamericana. Se arriba a la conclusión que lo que ha existido por los terapeutas alternativos son dificultades en la aplicación del método científico de investigación en sus trabajos. Se hace un llamado a la Comunidad Científica de la necesidad de la adecuada aplicación de estos procederes.

PALABRAS CLAVE

Terapia alternativa, terapia tradicional, cáncer, comunidad médica.

INTRODUCCIÓN

El cáncer no es simplemente una enfermedad. Es una familia grande y compleja de malignidades que puede afectar virtualmente todos los órganos del cuerpo. En el 2002, 10,9 millones de personas en todo el mundo fueron diagnosticadas de cáncer y 6,7 millones murieron de esta enfermedad. Todos los años se diagnostican más de 1.2 millones de nuevos casos, la mitad de ellos afectando los pulmones, la próstata, las mamas, el colon y el recto. El cáncer puede atacar a cualquier edad, a pesar de que es más común en las personas mayores de 50 años.

El cáncer mata a uno de cada cuatro estadounidenses, superado sólo por las enfermedades del corazón. En Singapur, cerca de una de cada cuarto muertes está ocasionada por cáncer. Aproximadamente dos de cada tres pacientes de cáncer morirán a causa de esta enfermedad (o a causa de la terapia empleada en ellos) en el transcurso de cinco años desde su diagnóstico. Mientras los medios de comunicación periódicamente anuncian grandes descubrimientos en relación al cáncer, las curas se dan principalmente en los anuncios de la prensa. La guerra contra el cáncer » ha resultado ser un fracaso colosal a pesar de los cientos de miles millones de dólares invertidos en investigación y tratamiento». (1)

Los tres métodos comprobados para el tratamiento del cáncer  la quimioterapia, la radiación, y la cirugía  pueden en realidad acortar la vida del paciente en muchos casos. Todos estos tratamientos son invasivos, tienen efectos colaterales devastadores, y solo tratan los síntomas. Todos ellos pueden ocasionar la expansión del cáncer o bien su reincidencia. Si bien estos métodos, perjudiciales para la inmunidad del cuerpo, a veces pueden ser necesarios, sus resultados exitosos se han limitado principalmente a formas relativamente raras de cáncer o a las fases tempranas de la enfermedad. Para la mayoría de los cánceres en los adultos, las terapias ortodoxas virtualmente no resultan curativas, aunque pueden de alguna manera alargar el tiempo de vida. En el caso de muchos pacientes, las terapias normales acortan el tiempo de vida: «La mayoría de los pacientes de cáncer en este país (EU) muere a causa de la quimioterapia», comenta el Dr. Alan Levin de la Facultad de Medicina de la Universidad de California. «La quimioterapia no elimina el cáncer de mama, colon, o pulmón. Este hecho ha sido documentado durante más de una década. Existen mayores probabilidades de que las mujeres que padecen cáncer de pecho mueran más rápidamente con la quimioterapia que sin ella (1).

MÉTODO

Este trabajo sobre terapias alternativas contra el cáncer, es una revisión bibliográfica sobre un tema polémico de la medicina, por tal razón se realizó la revisión bibliográfica de una extensa cantidad de obras clásicas que tratan sobre este tema, dándose a conocer los fundamentales elementos de contradicción y disparidad, se hacen conclusiones sobre estas múltiples opiniones.

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

A pesar de ello, más de la mitad del total de los pacientes enfermos de cáncer habitualmente recibe drogas para el tratamiento con quimioterapia las cuales pueden reducir las posibilidades de supervivencia del paciente. El uso desmedido de la quimioterapia, es un negocio que deja aproximadamente alrededor de $750 millones anuales con la venta de drogas solamente, esto constituye un escándalo nacional en los EU.

Desilusionados con los tratamientos normales contra el cáncer, los cuales a menudo tienen efectos colaterales devastadores y generalmente cuestan alrededor de $30,000 o más, miles de pacientes están volviendo a las terapias no tóxicas o alternativas. Las terapias alternativas comparten ciertos rasgos comunes. Son relativamente poco tóxicas, a diferencia de la quimioterapia y la radiación, que destruyen a las células normales. Estas terapias apuntan a limpiar el cuerpo, estimular sus defensas naturales y su capacidad para destruir tumores. Poseen niveles de seguridad relativamente altos en comparación con los tratamientos ortodoxos.

Muchas o la mayoría de las terapias alternativas combinan dietas especiales; complementos vitamínicos, minerales, y enzimas; desintoxicación; oxigenación; estimulación inmunológica; y regímenes psicológicos o espirituales para promover una curación gradual.

El método convencional, la alopatía, con toda su parafernalia de alta tecnología, se basa en una filosofía médica primitiva: ataca a la enfermedad «enemiga» de manera agresiva. A menudo, el paciente resulta devastado durante el proceso, mientras que el cáncer y sus causas subyacentes permanecen. Por el contrario, el médico alternativo considera al cáncer como una enfermedad sistémica, la cual involucra al cuerpo entero. Desde este punto de vista, el tumor es meramente un síntoma y la terapia apunta a corregir las causas desde la raíz. En lugar de atacar al tumor de manera agresiva, muchas terapias alternativas se centran en la reconstrucción de la inmunidad natural del cuerpo y el fortalecimiento de su habilidad inherente para destruir las células del cáncer. Muchos pacientes de cáncer considerados «terminales» o «desahuciados» por sus médicos convencionales comenzaron a usar terapias alternativas, se recuperaron totalmente, y viven bien cinco, diez, veinte años, o más después de recibir sus fatales diagnósticos. Las terapias alternativas contra el cáncer no resultan efectivas en todos los casos, muchos mueren. No existen soluciones mágicas, no hay garantías. Desafortunadamente no hay estadísticas confiables acerca de los resultados obtenidos a través de los tratamientos alternativos. La «comunidad médico» ignora la existencia de estos sobrevivientes del cáncer o bien los rechaza por considerarlos «evidencia anecdótica». Otro ardid de la «Comunidad» es afirmar que las personas que se curaron mediante las terapias alternativas en realidad se recuperaron mágicamente debido al tratamiento previo aunque la quimioterapia tóxica o la radiación inmuno-destructora administrada meses o años más antes no haya tenido absolutamente ningún efecto en el retardo de la enfermedad de rápido avance o con metástasis. Otra táctica favorita de la «Comunidad» es decir que los pacientes de cáncer que fueron curados a través de las terapias alternativas simplemente sufrieron «remisiones espontáneas». Ésta es la jerga médica usada para justificar la «recuperación inexplicable», una hoja de higuera para cubrir la ignorancia de los médicos que no pueden explicar lo sucedido. En realidad no existe tal remisión espontánea, como muchos médicos reconocen. Siempre debe haber una causa o mecanismo para la regresión aparentemente espontánea del tumor. (2)

El estudio más abarcador, jamás realizado acerca de la remisión espontánea de cánceres avanzados, dio un insignificante total de 176 casos en la literatura médica mundial comprendida entre los años 1900 y 1965. Esto significa que las probabilidades de que un médico encuentre varias remisiones espontáneas en su vida son prácticamente nulas. (3)

Sin embargo, hay médicos alternativos que cuentan con centenares de las denominadas remisiones espontáneas de cáncer avanzado en su haber. Después de analizar 200 casos de la denominada regresión espontánea del cáncer, el profesor canadiense y doctor en medicina Harold Foster, encontró en 1988 que la gran mayoría de estas personas (88 por ciento) había hecho importantes modificaciones alimentarías, generalmente se habían volcado a una dieta estrictamente vegetariana y evitaban las harinas blancas, azúcar, y alimentos en conserva o congelados – antes de que se produjera la regresión dramática o remisión completa del tumor. (4)

El cáncer es un enigma biológico. No existe un acuerdo unánime acerca de qué es lo que hace que las células crezcan anormalmente, se multipliquen de manera interminable, desenfrenada. Podrían existir muchas maneras válidas diferentes de tratar el cáncer. Según Michael Evers, director ejecutivo del proyecto CURE, existen enfoques serios, con basamento científico, para el tratamiento del cáncer que no entran en el modelo tradicional. Nosotros no estamos hablando de medicina de charlatanería médica ni de curanderos. A pesar del apoyo del público y el creciente interés por los métodos alternativos no tóxicos, no invasivos, la «Comunidad médico» ha emprendido una feroz campaña contra estas terapias, rotulándolas de charlatanería. Mientras la medicina oficial suprime o frustra aquellas alternativas prometedoras, destina miles de millones de dólares para las investigaciones que apoyan a la quimioterapia, la radiación, y la cirugía como armas principales en la guerra contra el cáncer. «Esa guerra ha sido un fracaso total ya que no ha logrado retardar la mortalidad. La mortalidad global a causa del cáncer, según la edad, se ha incrementado un 5 por ciento desde el comienzo de la guerra contra esta enfermedad». «Todos debemos saber que ‘la guerra contra el cáncer ‘ es un gran fraude», escribió el Dr. Linus Pauling, dos veces ganador del Premio Nóbel5. Otro ganador de este premio, el Dr. James Watson, el co-descubridor de la doble hélice del ADN, fue más terminante. En 1975 se le consultó cuál era su opinión sobre el Programa Nacional contra el cáncer, y él contestó rápidamente, «es una mierda». (5)

La tasa de mortalidad para los cánceres más comunes, cáncer de pulmón, colon, pecho, próstata, páncreas, y ovarios, ha seguido igual o se ha incrementado en los últimos cincuenta años. «La cirugía, la radiación, y las drogas altamente tóxicas tienden todas a fracasar por una razón verdaderamente simple: un tumor del tamaño de un dedo pulgar contiene mil millones de células malignas. Aunque el tratamiento eliminara el 99.9% de ellas, un millón de células permanecerán y volverán a reproducirse.»(6)

Dr. Hardin Jones, profesor de física médica en la Universidad de California Berkeley. Después de analizar cuidadosamente las estadísticas de supervivencia al cáncer durante veinticinco años, dijo en una reunión de la Sociedad Americana del cáncer realizada en 1969 que los pacientes sin tratamiento no mueren antes que los pacientes que reciben tratamientos ortodoxos, y en muchos casos viven más tiempo.(7)

Ésta es la posición oficial de la «industria del cáncer » que factura $80 mil millones al año y que está íntimamente asociada a las terapias ortodoxas. Los pacientes con cánceres avanzados, con metástasis, considerados médicamente como incurables por sus médicos convencionales, han revertido sus enfermedades mediante el uso de terapias alternativas y en la actualidad están totalmente curados. Algunos médicos alternativos han reunido evidencia clínica, que incluye estudios y casos cuidadosamente documentados, para demostrar la seguridad y efectividad de sus métodos. Esta evidencia es habitualmente rechazada por la ortodoxia médica argumentando que no cumple con determinados criterios, tales como pruebas controladas dobles (en las que a la mitad de los pacientes no se les administra el tratamiento en cuestión).

Algunos pueden ser ineficaces o fraudulentos. «La mayoría de las terapias alternativas son casi totalmente inútiles, al igual que las terapias convencionales», dice Patrick McGrady, Jr., fundador de CANHELP. El defensor de la salud holística Gary Null, quién dedicó años a la investigación de las clínicas alternativas y a la entrevista de pacientes, sostiene que los índices de éxito han pasado «del 2 al 20 por ciento» en los casos de cáncer terminal.

Algunos médicos alternativos exageran sus resultados, con índices de remisión en 5 años del 60% o más. Patrick McGrady es escéptico ante tales afirmaciones. Decía, «Sería bueno, si fuera verdad.» «Mi impresión subjetiva, dice Ralph Moss, editor del boletín The Cancer Chronicles, «es una tasa de remisión en 5 años entre el 4% y 5% básica en todas las clínicas alternativas». «Si yo encontrara una tasa de remisión en 5 años del 20% sería realmente genial.» De todos modos Moss siente que este índice de éxito es altamente significativo. «Los terapeutas oncológicos alternativos son charlatanes inescrupulosos, sin licencia ni capacitación en medicina, e interesados en hacer dinero fácil» dicen los miembros de la «Comunidad médica». Este estereotipo se puede aplicar a algunos médicos. Sin embargo, con demasiada frecuencia, se mete en la misma bolsa a todos los médicos y terapeutas que trabajan más allá de los límites de la medicina convencional. La realidad es justamente todo lo contrario. En un estudio realizado en 1984 en los Anales de Medicina Interna, Dr. Barrie Cassileth, y sus colegas investigadores hallaron que 60 por ciento de los 138 médicos oncológicos alternativos investigados eran doctores en medicina. Del 40 por ciento restante, muchos tenían doctorados en biología, química, y otras ciencias relacionadas además de una extensa trayectoria en investigación. (8)

La Sociedad Americana del cáncer (ACS) lleva un compendio de «Métodos no comprobados contra el cáncer » el cual funciona como la herramienta principal de la comunidad de oncólogos para rotular a las terapias alternativas como pseudos – ciencia. Para la ACS «no comprobado» significa «refutado». El análisis realizado por Moss sobre los terapeutas no ortodoxos cuyos nombres aparecen en la lista de «Métodos No Demostrados de la ACS» revela que el 65 por ciento de ellos eran Doctores en Medicina, muchos egresados de prestigiosas facultades de medicina; un 13 por ciento adicional tenía Doctorados en disciplinas médicas o científicas. «Varios de los científicos en las listas de Métodos No Demostrados de la ACS eran sin duda personas de genio», observa el escritor de ciencias Robert Houston. (9)

También se dice por la «Comunidad médica» que los pacientes que buscan terapias alternativas están guiados por la desesperación. Son ignorantes, incautos o ambas cosas. Contrariamente a este estereotipo, estudios recientes han demostrado que las terapias alternativas contra el cáncer son más populares entre pacientes opulentos, con un buen nivel de educación, y que sorprendentemente tienen el respaldo de algunos médicos convencionales. La mayoría de los pacientes pagó menos de $1.000 por el primer año de tratamiento alternativo. Incluso, teniendo en cuenta la inflación y las fuertes variaciones en los honorarios, estos gastos resultan modestos comparados con los $2.500 diarios que demanda la «Comunidad médica» por sus procedimientos invasivos. Por último la «Comunidad médica» refiere que las terapias alternativas contra el cáncer no han sido «demostradas», por consiguiente no son comprobadas ni científicas. La Sociedad Americana contra el cáncer tiene setenta y dos terapias alternativas contra el cáncer en su lista de Métodos No Demostrados. En su revelador análisis de la lista negra de la ACS, Ralph Moss advierte que para el 44 por ciento de estas terapias condenadas, la ACS o ninguna otra agencia había realizado investigación alguna. En otro 11 por ciento, las investigaciones habían arrojado resultados positivos. En un 16 por ciento se habían obtenido resultados inconclusos. Y para el 29 por ciento restante, los jueces de la ACS habían determinado que los métodos en cuestión eran ineficaces, teniendo en cuenta que, como lo indicaba Moss, Virtualmente todos los jueces de la ACS son médicos ortodoxos con intereses creados en el sistema. La Hipertermia, o la terapia con calor, alguna vez considerada como un «remedio inútil» y «chapucero» por la ACS, fue eliminada años después de la lista de Métodos No Demostrados. En la actualidad, la hipertermia está siendo sometida a ensayo en los principales centros médicos; ha sido avalada por algunos médicos oncólogos como la quinta modalidad de tratamiento contra el cáncer después de la cirugía, la radiación, las drogas, y la inmunoterapia. Éste es el mismo método que la ACS desterró en 1967. Otros cuatro tratamientos no ortodoxos contra el cáncer alguna vez estigmatizados por su inclusión en la lista negra de la ACS fueron posteriormente eliminados de la misma: el sulfato de hidrazina, la terapia de Coley, la terapia de Lincoln, y la terapia de lnmunidad Natural de Hendricks. En 1978, la Oficina de Evaluación Tecnológica (OTA), un brazo del Congreso de Estados Unidos, emitió un informe sobre una importante investigación en el que se llegaba a la conclusión de que «sólo entre el 10 y el 20 por ciento de todos los procedimientos actualmente empleados en las prácticas médicas han demostrado, a través de ensayos controlados, ser eficaces. En otras palabras, entre el 80 y el 90 por ciento de lo que los médicos aplican son conjeturas no comprobadas científicamente. Gracias a esta definición sustentada por el gobierno, la mayor parte de la medicina moderna debería considerarse chapucería. (10)

La quimioterapia y la radiación, dos de los tres principales métodos comprobados para el tratamiento del cáncer, aparentemente entran dentro de la definición de la OTA como métodos no demostrados, charlatanería potencialmente peligrosa, por lo menos en gran parte de su uso actual en los Estados Unidos. La quimioterapia, la radiación, y la cirugía son todas nocivas para el cuerpo así como para el tumor y todas éstas causan sufrimiento físico y trauma emocional que frecuentemente constituyen una experiencia insoportable. La quimioterapia ha tenido éxitos dramáticos en el tratamiento de cánceres de la linfa y las células de la sangre: las leucemias, los linfomas, y la enfermedad de Hodgkin. Estos cánceres se tratan mediante la quimioterapia combinada en la que se utiliza un «cocktail» de varias drogas tóxicas diferentes al mismo tiempo. Estos cocktails, cuando han sido precedidos por la cirugía y la radioterapia, han alcanzado índices de curación significativos, principalmente en el caso de tipos raros de tumores sólidos tales como el coriocarcinoma. Todas estas drogas resultan venenosas no como efecto colateral sino como efecto primario, puesto que estos venenos no pueden distinguir entre las células cancerosas y las células normales, destruyen o matan a las células normales, saludables de todo el cuerpo además de atacar al tumor. Los pacientes sometidos a la quimioterapia, con sus sistemas inmunológicos completamente destruidos o comprometidos, frecuentemente mueren de pulmonía o infecciones comunes. La muerte por intoxicación también es bastante común. En un estudio, 10 por ciento de los 133 pacientes que usaron la droga oncológica 5-FU (fluorouracilo-5) murieron como consecuencia directa de la toxicidad de la droga. (11)

Los pacientes sometidos a la quimioterapia llegan con todo tipo de enfermedades de la sangre, tales como la anemia aplástica, en que la médula del hueso ya no puede producir las células de la sangre; la leucopenia, una disminución anormal en la cantidad de glóbulos blancos; y trombocitopenia, una reducción anormal de las plaquetas. Los efectos a largo plazo de la quimioterapia pueden incluir lesiones al corazón, semanas, meses, o años después del tratamiento; la pérdida de fertilidad; y un mayor riesgo de reincidencia del cáncer. La mayoría de las drogas oncológicas producen cánceres secundarios, sobre todo del tracto gastrointestinal, ovarios, y pulmones. Éstos se encuentran entre los cánceres más difíciles de tratar y pueden aparecer cinco, diez, quince años después del tratamiento «exitoso» con quimioterapia. En un estudio se observó que el 18 por ciento de los sobrevivientes desarrollaron cánceres no relacionados quince años más tarde. Los siguientes informes son bastante habituales: «Se sabe que los cánceres secundarios son complicaciones causadas por la quimioterapia y la irradiación empleada para tratar linfomas y linfomas de Hodgkin además de otros cánceres primarios». (12)

Las drogas oncológicas que se usaban hace tiempo para tratar el cáncer ovárico pueden haber resultado tan nocivas como beneficiosas al incrementar enormemente el riesgo de padecer leucemia… «Entre las mujeres tratadas desde 1960 hasta 1985, el riesgo de leucemia era 12 veces superior en aquellas pacientes que recibieron quimioterapia que en aquellas que sólo fueron sometidas a cirugía». (13)

Entre 5 y 10 por ciento de todos los pacientes que sobreviven a la quimioterapia, luego mueren de leucemia durante los primeros diez años posteriores al tratamiento, según el microbiólogo egresado de Harvard, Dr. John Cairns. Cuando la quimioterapia y la radiación se aplican conjuntamente, los tumores secundarios se dan en una proporción aproximadamente 25 veces mayor que lo esperable. Esta determinación tan contundente fue realizada por el Dr. John Laszlo, vicepresidente superior de investigación de la Sociedad Americana contra el cáncer. (14)

La quimioterapia puede ser uno de los tratamientos más devastadores física y emocionalmente. La mayoría de las cuarenta drogas oncológicas en el mercado aprobadas por la FDA producen calvicie; el cabello puede tardar años en regresar a la normalidad. Entre otros efectos colaterales comunes se incluyen náuseas extremas y vómitos, encías sangrantes, llagas alrededor de la boca, sangrado y ulceración del tracto gastrointestinal, y cándida. (15)

Muchos pacientes comentan que sienten que los efectos colaterales les resultan peores que la propia enfermedad. Numerosas autopsias han demostrado que muchos pacientes mueren a causa del tratamiento normal que reciben antes de que el tumor en sí tenga oportunidad de matarlos. (15)

La prescripción de la quimioterapia, cuando ésta tiene pocas o ninguna posibilidad de funcionar, «es en el mejor de los casos estúpido y en el peor de los casos criminal», advierte el Dr. Robert Atkins, conocido médico dedicado a la medicina complementaria. (16)

La terapia con radiación, o radioterapia, empleada en la mitad de los pacientes americanos con cáncer utiliza rayos X de alta intensidad para debilitar la capacidad reproductiva de las células del cáncer. También se utiliza radioactividad emanada de implantes artificiales, tales como las «semillas» de cobalto-60 o radio insertadas directamente en el cáncer. El problema con la radiación es que, como en el caso de la quimioterapia, daña a las células normales y saludables eliminando a su vez las células del cáncer. La radioterapia es un poderoso cancerígeno; provoca cánceres secundarios en muchos pacientes expuestos a esta terapia. En un estudio, el 17 por ciento de los pacientes tratados con radioterapia desarrollaron cánceres secundarios, en el curso de 20 años, en los sitios expuestos a la radiación. La radiación puede lograr la remisión en 5 años en el 80 por ciento de los pacientes con la enfermedad de Hodgkin detectada muy tempranamente y además resulta efectiva en el tratamiento del Linfosarcoma, el cáncer de próstata localizado no operable, y tumores localizados en la cabeza, cuello, y cervix. A pesar de estos éxitos, la radiación parece tener un valor limitado en el tratamiento del cáncer y a menudo resulta más nocivo que beneficioso. Varios estudios han demostrado que las personas que han sido sometidas a la radioterapia son más propensas a desarrollar metástasis en otros sitios del cuerpo. Esto es lo que menciona el Médico Oncólogo Lucien Israel, consultor del Instituto Nacional contra el cáncer, en su libro la Conquista del cáncer (Conquering Cancer). (17)

La radioterapia aplicada luego de la cirugía en el cáncer de mama incrementa el índice de mortalidad, según varios ensayos clínicos y un estudio publicado en The Lancet. (18)

La cirugía a veces es un requisito vital en el tratamiento del cáncer. Resulta eficaz como cura de tumores tempranos, pequeños que no se han extendido a otras partes del cuerpo. Por ejemplo, la cirugía logra una sobrevida de cinco años en aproximadamente el 70 por ciento de los cánceres uterinos, en el 85 por ciento en los cánceres de piel, el 60 por ciento de los cánceres de mama, y en el 40 por ciento de los cánceres de colon. Pero una vez que el tumor ha crecido más allá de cierto tamaño o se ha extendido a otros sitios, resulta frecuentemente inoperable. (19)

Los cirujanos habitualmente dicen a sus pacientes oncológicos, «lo extirpé todo», pero muchos estudios han demostrado que algunas células de cáncer quedan en 25 a 60 por ciento de los pacientes, permitiendo de este modo la reincidencia de crecimientos malignos. «A menudo durante la biopsia de un tumor maligno se lo corta transversalmente lo cual tiende a extender o acelerar su crecimiento. Los mismos resultados trágicos se pueden observar en las biopsias realizadas con agujas,» observaba el Dr.William Kelley. (20)

«Aunque se ha demostrado de manera concluyente que la escisión del nodo linfático después de la radiación no previene la expansión del cáncer cervical, habitualmente se siguen realizando linfadenectomias en todo el país. Esto a pesar del hecho de que las linfadenectomias hacen que las mujeres se sientan tan mal que prefieren la muerte, y de que se ha demostrado que constituyen un procedimiento probadamente inútil.(21)

El dolor, la desfiguración, y la restricción de la función acompañan frecuentemente a la cirugía. Muchos pacientes de cáncer quedan debilitados, lisiados, traumatizados, o humillados después de la operación. Un número sorprendente de pacientes oncológicos «curados» ha visto sus vidas estropeadas a causa de una cirugía «exitosa». Por todos estos motivos, cortar el cuerpo no es la respuesta final al cáncer.

CONCLUSIONES

El principal objetivo de este trabajo que se ha presentado, es hacer un llamado a la comunidad científica, que tan arduamente trabaja en «los tratamientos alternativos contra el cáncer» para que gane cada día más, en la aplicación de la rigurosidad científica, siguiendo un diseño correcto de las investigación, un monitoreo documentado de las mismas, así como una adecuada recopilación y análisis de los resultados obtenidos, que permitan arribar a conclusiones científicamente fundamentadas e irrebatibles, y que dejemos a un lado el empirismo y los métodos no científicos del procesamiento de los estudios, para así lograr constituir una evidencia científicamente documentada y reconocida por las autoridades sanitarias competentes de cada país.

NOTAS

  1. Gary Null «Medical Genocide Part 16,» Penthouse, 1987, citado en Barry Lynes, The Healing of Cancer (Queensville, Ontario: Marcus Books, 1989), p. 10.
  2. W.H. Cole, «Opening Address: Spontaneous Regression of Cancer and the Importance of Finding Its Cause,» Conferencia sobre Regresión espontánea del cáncer, EEUU. Ministerio de Salud Educación y Bienestar Social, Servicio de Salud Pública, Institutos de Salud. Pública, monografía 44, Ministerio de Salud Educación y Bienestar Social Pub. No. (NIH) 76-1038, 1976, pp. 5-9.
  3. Judith Glassman, The Cancer Survivors (Garden City, NY: Dial Press, 1983), pp. 323-324.
  4. Harold D. Foster, «Lifestyle Changes and the ‘Spontaneous’ Regression of Cancer: An Initial Computer Analysis,» Publicación Internacional de Investigación Biosocial Research, vol. 10, no. 1, 1988, pp. 17-33, reimpreso en Healing Newsletter, vol. 5, no. 3 disponible en el Instituto Gerson.
  5. Peter Barry Chowka, «The National Cancer Institute and the Fifty Year Cover Up, East West Journal, January 1978, citado en Lynes, op. cit.
  6. Revista Business Week publicada el 22 de septiembre de 1986.
  7. Hardin B. Jones, «A Report on Cancer, speech delivered to the American Cancer Society’s 11th Annual Science Writers’ Conference, Nueva Orleans, Louisiana, 7 de marzo 1969, publicado en The Choice, mayo1977.
  8. Barrie Cassileth et al., «Contemporary Unorthodox Treatments in Cancer Medicine,» Anales de Medicina Interna, vol. 101, 1984, pp. 105-112.
  9. Houston, op. cit., p. 7.
  10. «Assessing the Efficacy and Safety of Medical Technologies,» Congreso de EEUU, Oficina de Evaluación Technológica, PB 286-929, 1978, p. 7.
  11. Revista de Medicina del estado de Nueva York, Mazo 1971, p. 554.
  12. New England Journal of Medicine, 21 de septiembre de 1989.
  13. Associated Press, 5 de enero de 1990.
  14. John Laszlo, Understanding Cancer (NewYork: ~ Harper and Row, 1987).
  15. Dick Richards, The Topic of Cancer: When the Killing Has to Stop (Oxford, Inglaterra y Nueva York: Pergamon Press, 1982).
  16. Robert C. Atkins, Dr. Atkins’ Health Revolution: How Complementary Medicine Can Extend Your Life (Nueva York: Bantam Books, 1990), p. 332.
  17. Lucien Israel, Conquering Cancer (Nueva York: Random House, 1978), p. 95.
  18. Jan Stjernsward, «Decreased Survival Related to Irradiation Postoperatively in Early Operable Breast Cancer,» The Lancet, 30 Noviembre 1974; y Mark Fuerst, «Doctors Persist With Outmoded Cancer Therapies,» Foro sobre cáncer , vol. 9, no. 7-8, Winter 1988-1989, p. 11.
  19. «Primary Treatment Is Not Enough for Early Stage Breast Cancer,» Actualización, Instituto Nacional del cáncer, Oficina de Comunicaciones sobre cáncer, 18 de mayo 1988.
  20. William D. Kelley, Dr. Kelley’s Answer to Cancer (Winthrop, WA: Wedgestone Press, 1986), p. 11.
  21. Patrick McGrady, Jr., «The Cancer Patient’s Quandary,» Townsend Letter for Doctors, no. 16, Junio 1984, p. 99.