PROGRAMA ORIENTADO A REDUCIR RIESGOS DE INFECCIÓN POR SIDA

Sintomatología 

Durante el período de la incubación del virus aproximadamente un 30% de los sujetos puede presentar un cuadro sintomático caracterizado por: Fiebre moderada, dolor de cabeza, fatiga y cansancio, trastornos gastrointestinales, aparición de manchas rojizas sobre la piel (Sarcoma de Kapossi), sudoraciones nocturnas, hemorragias, erupciones cutáneas, infecciones por gérmenes oportunidades, pérdida progresiva de peso sin causa aparente. En algunas personas enfermedades como la neumonía y la tuberculosis se agudizan, tos persistente y disnea. 

Síntomas principales 

  • Agotamiento prolongado e inexplicable. 
  • Glándulas hinchadas (nódulos linfáticos). 
  • Fiebres que duren más de 10 días. 
  • Resfriados. 
  • Exceso de sudor, especialmente de noche. 
  • Dolores de garganta. 
  • Tos. 
  • Agotamiento de la respiración. 
  • Diarrea frecuente. 
  • Síntomas de una infección específica tales como cándida. 
  • Tumores (Sarcoma de Kapossi). 
  • Erupciones en la piel u otras lesiones. 
  • Pérdidas de peso no intencionadas. 
  • Malestar general e inquietud. 
  • Dolor de cabeza. 

La organización mundial de la salud ha sistematizado todos los síntomas del SIDA, los síntomas que inequívocamente se consideran producidos por el Síndrome del Virus VIH Son: 

Adulto: El SIDA en un adulto se define por la existencia de dos signos mayores, como mínimo asociados a un signo menor, en ausencia de causas conocidas tales como Cáncer, mal nutrición severa u otros. 

Son signos mayores: 

  • Pérdida de más del 10% del peso corporal. 
  • Diarrea crónica durante más un mes. 
  • Fiebre prolongada, intermitente o constante, durante un mes. 

Son signos menores: 

  • Tos persistente durante más de un mes. 
  • Dermatitis generalizada con prurito.
  • Herpes zóster recurrente. 
  • Candidiasis orofaríngea. 
  • Infección progresiva crónica y diseminada de herpes simples. 
  • Linfadenotapia generalizada. 

La presencia de Sarcoma de Kaposi generalizado o de meningitis criptocócica, es suficiente por sí misma para el diagnóstico del SIDA. 

Modos de Transmisión 

Al parecer el SIDA es un virus de especie, es decir que sólo el hombre puede contagiarse y sólo el hombre puede transmitirlo a otro de su misma especie. La enfermedad no es de transmisión hereditaria de padres e hijos, es decir, no se contrae genéticamente, sin embargo, cuando una mujer está infectada por el virus y queda en embarazo (gestación, transmite la enfermedad a su hijo). 

Por sus características este virus no distingue sexo, edad, raza, religión o cultura, todas las personas, hombres y mujeres, están expuestos a contraerlos sin excepción, sino tienen las debidas precauciones. 

El SIDA (VIH) es transmitido solamente cuando el virus entra en contacto directo con la corriente sanguínea de una persona. Esto puede ser de varias maneras: Al usar agujas y jeringas para inyectar drogas o esteroides en forma intravenosas, de una madre a su hijo durante la gestación y posteriormente a través de lactancia, o al recibir sangre o productos sanguíneos infectados. 

Cualquier elemento que perfore la piel que sea utilizado por más de una persona y no tenga adecuada esterilización ni tratamiento se constituye en un factor riesgo. Cuando un ser humano está infectado con el VIH, el virus está presente en uno o más de sus fluidos que tienen mayor posibilidad de transmitir la enfermedad son: El semen, las secreciones vaginales y la leche del seno, que es producida por una mujer durante y después del embarazo. 

Otras secreciones como la saliva, las lágrimas y el sudor no representan peligro al entrar en contacto con otra persona, por lo tanto, nadie se contagiará de SIDA al besar o tocar a un portador. 

Grupo de alto riesgo para contraer el SIDA 

En principio se creía que era una enfermedad reservada para homosexuales, drogadictos y para quienes ejercían la prostitución. Sin embargo, hoy está demostrado que no sólo dicha población puede contagiarse del virus, sino que cualquier ser humano puede hacerlo, aunque algunos están más propensos que otros por ejemplo: Personas que sostienen relaciones sexuales indiscriminadas o sexo casual sin uso de preservativo, quienes usan drogas vía intravenosa, hemofílicos, receptores de transfusiones, hijos de madres con el virus del SIDA, entre otros. 

Causas del SIDA 

El SIDA es causado por un virus llamado VIH, y estas son las iniciales de virus de inmunodeficiencia humana. 

Si observamos cada parte de esta palabra obtendremos su definición: 

Virus significa que es un organismo muy pequeño que invade el cuerpo de una persona y causa una enfermedad. Diferentes virus causan diferentes enfermedades, por ejemplo, el virus de la gripe causa la gripe y el virus del sarampión causa el sarampión. En este caso, el virus VIH causa el SIDA. 

Inmunodeficiencia, significa que una persona tiene un sistema inmunológico debilitado, si ligamos esto a la palabra virus, sabemos que el VIH es un virus que causa una falla en el sistema inmunológico del cuerpo. 

Humana, nos permite saber que este es un virus que afecta solamente a las personas. 

Uniendo todo, podemos determinas que el VIH es un virus que causa inmunodeficiencia en los seres humanos cuando una persona ha sido infectada por el virus del SIDA decimos que ella o él es VIH- positivo o creo positivo. 

En este sentido una cosa es «vivir» con SIDA y otra es «vivir» con VIH. Una persona puede contraer el VIH y vivir con él por varios años entre ocho y diez años como promedio sin tratamiento, antes de llegar a la etapa SIDA de la infección por el VIH. 

Según Carrizo (2001) el SIDA no se contagia por: tos y/o estornudos, por tocarse y/o abrazarse, uso de teléfono, compartir tazas, vasos, platos u otros utensilios; mordidas o picaduras de insectos, agua o comidas uso de baños públicos contacto en el trabajo o colegio, piscina. 

A qué célula ataca el VIH 

EL virus de Inmunodeficiencia humana acata a las células que tienen «receptores» o lugares de unión para el virus las células que poseen este receptor (llamado CD4) son las células T4 algunas células B y algunas células del cerebro, entre otras. Cómo ataca el Virus. A través del receptor CD4, el virus se une a las células pasa a su interior y allí se libera el núcleo del ARN (Ácido ribonucleico) y otros elementos llamados «transcriptasa inversa». Cuando el virus se integra con la célula, pueden suceder dos cosas: Que dicho virus tome el control de las funciones de la célula y se empiece a reproducir hasta el punto que destruye la célula y libera cantidad de virus nuevos para que infecte a otras células. Que las células mantenga el control y no permita la reproducción del virus. Sin embargo, dicha resistencia puede ser vulnerable en cualquier momento. El VIH daña al sistema inmune, el virus del SIDA no sólo ataca a las células T4 sino a muchas otras que actúen en defensa del cuerpo, por eso el daño se acentúa y acelera. En medio de la batalla entre el virus y las células se pueden presentar varios resultados: Que el daño sea mínimo y la persona se mantenga aparentemente sana. Que el daño sea moderado lo que conduce a una forma menor de SIDA que es conocida como ARC. Que el daño sea severo y el SIDA se manifieste abiertamente y fuertemente. Cuál es la primera señal de la infección del SIDA, Las señales pueden de infección por SIDA pueden ser diversas. En algunos casos la infección pueden ser asintomático o presentarse como fiebre glandular, ésta aparece en las primeras seis semanas de la infección y se conoce como «linfadenopatía persistente generalizada». Después de este inicio la infección no puede detenerse, aunque la persona se sienta bien el número de células T4 disminuye progresivamente, lo cual puede ser causado y acentuado por múltiples infecciones que agotan al sistema inmune. 

Diagnóstico del SIDA 

Aunque el síndrome de inmunodeficiencia adquirida se detectó en 1981, la identificación del virus VIH como agente causal de la enfermedad no se produjo hasta 1983. En 1985 empezó a utilizarse en los bancos de sangre la primera prueba de laboratorio para detectar el VIH, desarrollada por el grupo de investigación de Roberto Gallo. Esta prueba permitía detectar si la sangre contenía anticuerpos frente al VIH. Sin embargo, durante las 4 a 8 semanas siguientes a la exposición al VIH, la prueba es negativa porque el sistema inmunológico aún no ha desarrollado anticuerpos frente al virus. 

En general, las distintas pruebas de laboratorio que se utilizan para detectar la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana pueden clasificarse en directas e indirectas, según si se intenta demostrar la presencia del virus o de sus constituyentes (proteínas y ácidos nucleicos) o bien la respuesta inmunitaria (humoral o celular) por parte del huésped. El método más utilizado es el estudio de anticuerpos en el suero. 

Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Atlanta (CDC, siglas en inglés) han establecido la siguiente definición para el diagnóstico del SIDA: en un individuo VIH positivo el recuento de células T CD4 debe ser menor a 200 células por milímetro cúbico de sangre, o el individuo debe presentar alguna manifestación clínica definitoria de SIDA como infecciones oportunistas por Pneumocystis carinii, candidiasis oral, tuberculosis pulmonar o carcinoma invasivo de cuello uterino en la mujer, entre otros. 

Tratamiento 

El tratamiento de la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana comprende el empleo de fármacos que inhiben la replicación del VIH, así como los tratamientos dirigidos a combatir las infecciones oportunistas y los cánceres asociados. 

En general, el tratamiento antirretroviral está indicado cuando la carga viral es superior a 5.000-10.000 copias/ml, pero existe una tendencia actual a iniciar el tratamiento de una forma precoz para intentar suprimir la replicación viral lo antes posible. Existen distintos fármacos que actúan en fases diferentes del ciclo de replicación viral (análogos de los nucleósidos, inhibidores no nucleósidos de la transcriptasa inversa e inhibidores de las proteasas). 

En el ciclo vital del virus hay un proceso fundamental, denominado transcripción inversa, que consiste en la conversión del ácido ribonucleico (ARN) viral en ácido desoxirribonucleico de cadena doble (ADN). Esta actividad es llevada a cabo por la enzima transcriptasa inversa. Un grupo de medicamentos antirretrovirales, denominados análogos de los nucleósidos, inhiben la acción de esta enzima; entre éstos se encuentran la zidovudina o AZT, la didanosina o ddI, la zalcitabina o ddC, la estavudina o d4T, la lamivudina o 3TC y el tenofovir. Aunque los análogos de los nucleósidos interaccionan con la enzima de conversión del retrovirus, también pueden reaccionar con las enzimas responsables de la síntesis del ADN de las células del organismo, lo que puede hacer que resulten tóxicos y ocasionen distintos efectos secundarios potencialmente graves como una debilidad muscular ascendente progresiva (síndrome de Guillán Barré), neuropatía periférica, anemia, trombopenia y neutropenia. 

Un segundo problema asociado al uso de los análogos de los nucleósidos es la aparición de formas resistentes a la acción de estos medicamentos, debido a la facilidad del virus para realizar mutaciones y a su alta tasa de replicación, sobre todo en las primeras fases de la infección. 

Aunque los medicamentos que inhiben la acción de la transcriptasa inversa nunca han sido considerados como curativos, pueden frenar la evolución de la enfermedad. Los beneficios de estos medicamentos se hacen más patentes cuando se usan combinados entre sí y con fármacos de otros grupos. 

Los inhibidores de la transcriptasa inversa parecen todavía más efectivos cuando se prescriben junto a otra clase de fármacos antirretrovirales llamados inhibidores de la proteasa (enzima esencial para la formación de nuevas partículas virales). El primer medicamento de este tipo fue el saquinavir, al que siguieron otros como el ritonavir, el indinavir y el nelfinavir. Los efectos secundarios más significativos de este grupo son la hiperglucemia y la hiperlipidemia. 

Actualmente se considera que el tratamiento más eficaz para luchar contra el VIH es la combinación de tres medicamentos, dos análogos de los nucleósidos (inhibidores de la transcriptasa inversa) y un inhibidor de la proteasa. Aunque estas combinaciones pueden dar lugar a importantes efectos secundarios, cuando se usan con precaución es posible reducir los niveles del virus en sangre (carga viral) hasta cifras prácticamente indetectables. La carga viral debe determinarse de forma periódica entre 1 y 6 meses. En la actualidad, están llevándose a cabo ensayos clínicos de terapia intermitente con resultados esperanzadores. 

También puede emplearse una combinación de dos análogos de los nucleósidos, inhibidores de la acción de la transcriptasa inversa, junto con un inhibidor no nucleósido de esta enzima (nevirapina, delarvidina). La nevirapina fue el primer medicamento de este tipo.