PREPARTO Y PARTO

Preparto y parto. Cuando la fecha del parto está próxima, la madre comienza a notar cambios en su cuerpo. Asiste con más regularidad a la consulta médica y aprovecha para exponer las dudas y temores que aumentan a medida que disminuye el tiempo que dista para el feliz acontecimiento.

Es muy importante que la madre aprenda a reconocer y distinguir algunos síntomas que pueden aparecer para que valore de forma acertada cuando se trata del preparto, o bien organizar todo para acudir al hospital porque llega el momento de dar a luz.

EL PREPARTO

Los cambios físicos de este período pueden aparecer desde el final del octavo mes en algunos casos, o incluso unas horas antes del parto en otros, pero siempre se caracterizan por la progresiva dilatación del cuello del útero y otros signos, entre ellos:

  • Las contracciones de Braxton Hicks, los profesionales también las denominan «pródromos». Pueden aparecer en algún momento después del quinto mes. Con estas contracciones, incómodas pero poco dolorosas, el útero al contraerse se ejercita preparándose para las verdaderas contracciones del parto. Se suceden con irregularidad y suelen durar 30 segundos aunque en algunos casos se alarguen hasta dos minutos.
  • La madre nota como se endurece el útero desde la parte superior y se extiende poco a poco hacia abajo sucediéndose después la relajación muscular.
  • Estas contracciones son más frecuentes e intensas, incluso dolorosas, a medida que se acerca el parto, por eso puede confundirse con las verdaderas que lo desencadenan.
  • Las contracciones de Braxton Hicks no suponen una dilatación real y no tienen la suficiente eficacia como para expulsar al bebé pero pueden provocar el comienzo de la primera fase del parto, por eso la madre debe describir claramente las contracciones a su médico para que valore el riesgo de parto prematuro.
  • La aparición de estas contracciones es más temprana y frecuente entre las mujeres que han tenido hijos con anterioridad.
  • El encajamiento se produce cuando el bebé baja hacia la parte inferior del abdomen para ir situando la cabeza en la pelvis de la madre.
  • En la mujer que espera su primer hijo suele suceder entre 15 y 30 días antes del parto y, cuando ha habido partos anteriores, el encajamiento se produce con el comienzo el parto.
  • Cuando el bebé baja para encajarse, algunas madres notan alivio porque deja de haber presión sobre el diafragma y respiran mejor. Sin embargo, el bebé en esta posición presiona la vejiga y es muy probable que aumenten las ganas de orinar.
  • Aumento de la presión en la pelvis y en el recto, acompañado en algunos casos de dolor en la parte baja de la espalda. Las mujeres que han dado a luz con anterioridad también suelen sentir calambres y molestias en las ingles.
  • Aumento de peso menor en el último mes, incluso algunas mujeres pierden uno o dos kilos.
  • Durante el preparto unas madres se sienten fatigadas, como si la energía se estuviese agotando. Sin embargo, otras experimentan un aumento de la vitalidad con deseos de limpiar la casa y preparar las cosas del bebé constantemente.
  • Es posible que haya pérdidas vaginales más espesas que con anterioridad, incluso pudiera aparecer una mucosidad rosada porque al dilatarse el cuello del útero pueden romperse algunos capilares pequeños. Esto puede suceder 24 horas antes del parto o bien algunos días antes, según los casos.
  • Cuando el cuello del útero comienza a dilatar, el tapón de masa gelatinosa de mucus que lo cierra puede desprenderse y bajar por la vagina para ser expulsado. Este tapón mucoso ha cumplido la misión de aislar el útero del exterior durante el embarazo protegiendo al bebé de posibles infecciones.
  • Este desprendimiento puede ocurrir cuando se inicia la dilatación o bien entre 10 y 15 días antes de comenzar las contracciones reales del parto. En muchos casos, la madre no es consciente de expulsar el tapón porque puede confundirse con el flujo más espeso de este período, pero si notara la pérdida es recomendable consultar con el médico para que realice una valoración del estado del cuello del útero.

NO HA LLEGADO EL MOMENTO DEL PARTO SI

  • Las contracciones desaparecen cuando la madre cambia de posición o camina.
  • Las contracciones no son regulares, no aumentan la frecuencia ni la intensidad.
  • Las contracciones están acompañadas de movimientos del bebé.
  • Las pérdidas vaginales son parduscas, sin sangre roja.

SÍNTOMAS REVELADORES DE LA LLEGADA DEL PARTO

Los signos más evidentes son las contracciones intensas y regulares y la rotura de la bolsa de las aguas, o bien los dos síntomas al mismo tiempo.

La rotura de las membranas o «bolsa de las aguas»

Como vimos en apartados anteriores, durante el embarazo el bebé flota en el líquido amniótico que está limitado por unas membranas finas, como si fuese una bolsa, que se denomina «bolsa de las aguas». Cuando llega el momento del parto, de forma indolora, las membranas se rompen para que salga el líquido y el bebé pueda nacer.

En ocasiones la madre puede confundir este hecho con una incontinencia de orina o con pérdidas vaginales porque las membranas presenten fisuras en vez de romperse totalmente.

Cuando hay una rotura clara, la madre expulsa un flujo abundante, tibio y bastante transparente, con olor dulzón. Seguramente seguirá perdiendo líquido poco a poco hasta el momento del parto en el que la mayor parte del líquido saldrá con el bebé.

En el caso de que las membranas sólo tengan fisuras, la madre expulsa el líquido amniótico muy poco a poco hasta el comienzo del trabajo del parto.

La rotura de las membranas puede ocurrir en cualquier momento, en ocasiones se rompe antes de una contracción dolorosa o después de una contracción larga, o puede permanecer intacta hasta el parto. En este último supuesto, el médico rompe la bolsa con una aguja especial.

Si la madre rompe la bolsa de las aguas debe acudir al hospital porque las membranas ya no protegen al bebé del riesgo de infecciones por gérmenes que proceden de la vagina. Además, existe la posibilidad de que el líquido arrastre el cordón umbilical situándolo bajo la cabeza del bebé que lo puede comprimir. Estos riesgos son menores si la madre permanece tumbada en el trayecto al hospital.

Hay algunos casos, muy pocos (partos prematuros o presentaciones sin encajar en la pelvis), en los que el cordón umbilical es arrastrado por el líquido y puede llegar al cuello del útero e incluso a la vagina, por eso la madre debe acudir de inmediato al hospital cuando note algún síntoma anómalo.

Lo normal es que el parto llegue en las 12 horas siguientes a la ruptura de las membranas, sin embargo, hay muchos casos en los que se alarga 24 horas e incluso más. Cuando esto último sucede, los médicos optan por inducir el parto con oxitocina para evitar cualquier peligro de infección.

La coloración del líquido amniótico por meconio

El meconio es una sustancia que procede del sistema digestivo del bebé, son sus deposiciones. Es de color pardo y tiene mal olor y el bebé suele expulsarlo en las primeras heces después de nacer. Cuando al romper la bolsa de las aguas, el líquido amniótico contiene esta sustancia, puede indicar que el bebé es posmaduro o que existe algún tipo de sufrimiento fetal. El hecho de que haya coloración por meconio no significa que tenga que haber complicaciones, pero conviene que el médico descarte de inmediato esta posibilidad.

Las contracciones

Es normal que la madre haya notado contracciones suaves a lo largo del embarazo, sobre todo durante el 8º y el 9º mes (contracciones de Braxton Hicks). Sin embargo, las que provocan la dilatación del cuello del útero tienen unas características determinadas.

Las contracciones de preparación del parto al principio se producen cada 15 ó 30 minutos, no duran más de 20 segundos y la madre siente algo parecido a los «tirones» y dolores de la regla.

La intensidad va en aumento y disminuye el intervalo de tiempo entre una y otra. Nota como se endurece el útero durante la contracción si coloca la mano sobre el vientre y como después se ablanda. Estas contracciones no desaparecen cambiando de postura o reposando, son espontáneas y automáticas. La duración se contabiliza comprobando el tiempo que permanece duro el útero, siendo un error contar el tiempo que dura el dolor porque cada mujer lo percibe de forma diferente.

Cuando las contracciones entran en una fase de regularidad, indicando que el parto se acerca, conviene que la madre no tome alimentos o líquidos para evitar que los esfuerzos del parto le provoquen ganas de vomitar, y encontrarse en condiciones óptimas si fuese necesario administrar anestesia general.

¿QUÉ LLEVAR AL HOSPITAL?

La fecha del parto puede ser diferente a la prevista, por eso es conviene tener todo preparado al comenzar el 9º mes de embarazo.

Como el tiempo de ingreso normal es de sólo tres días, es suficiente incluir lo indispensable para la madre, el padre y el bebé, colocándolo en maletas o bolsas diferentes.

Lo indispensable para el bebé

  • Calcetines o patucos.
  • Ropa interior.
  • Un gorro de lana o algodón.
  • Pijamas.
  • Una toalla y un saquito si hace frío para la salida del hospital.
  • Baberos.
  • Pañales (si no los da el hospital).
  • Toallitas húmedas.
  • Cepillo suave para el pelo.
  • Loción hidratante y colonia.

Lo indispensable para la madre

  • Camisones abiertos (si no las pone el hospital).
  • Sujetadores de lactancia.
  • Braguitas desechables.
  • Zapatillas.
  • Una bata.
  • Ropa para volver a casa.
  • Productos habituales de aseo y belleza.

Lo indispensable para el padre

Si el padre va a quedarse en el hospital, además de su equipaje, puede encargarse de la documentación necesaria:

  • Tarjeta de la Seguridad Social o del Seguro médico (con volante de ingreso).
  • Libro de Familia.
  • Documentos de Identidad.
  • Cartilla del embarazo y los informes que el médico haya entregado.

Además

  • Pijama.
  • Zapatillas.
  • Productos habituales de aseo.
  • Ropa de calle.
  • Cámara de fotos o videocámara y carretes o cintas.

Cuando se sale de cuentas y no hay signos de parto

Al llegar a las 42 semanas desde la última regla, la mujer embarazada sale de cuentas. Si llegado ese momento no ha dado a luz, el médico hace una serie de controles para comprobar que la evolución es correcta.

Si el médico sospecha que la placenta ha envejecido, realiza una amnioscopia, introduciendo por el cuello del útero un tubo fino para observar el color del líquido amniótico que pierde la claridad cuando la placenta degenera, además examina el ritmo cardiaco del bebé y, si detectara alguna anomalía, optaría por provocar el parto.

Edwin Alberto Salinas Velasco

Médico, Cirujano General Clínica de la Costa Barranquilla drsalinas82@gmail.com

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