Módulo de Salud Ocupacional

7. Factores que intervienen en el estrés

Los estudios demuestran que cada persona tiene un grado diferente de estrés, el cuál depende de la herencia, de su constitución biológica, del estado de salud, de las experiencias que ha tenido, de su forma de ser, de su capacidad intelectual, entre otros. De ahí que unas personas se afecten más frente a las situaciones de estrés.

Algunos estudios han demostrado que el estrés está relacionado con la edad, la educación, el estado civil, el sexo, la clase social, el número de sucesos desagradables vividos, el tipo de sociedad, la clase de trabajo, la forma de organización de la empresa, y la manera de ser de cada persona. De acuerdo con esta última, son más o menos sensibles a las situaciones provocadoras de estrés por ejemplo: Las personas competitivas, agresivas, explosivas, que están en frecuente tensión; a las cuales el tiempo no les alcanza porque tienen exceso de responsabilidades, y quieren sobresalir y lograr poder.

Pero también son estímulos estresantes, el encarecimiento de la vida, el desempleo, la mala calidad en los servicios públicos, la congestión del transito, la inseguridad, la insensibilidad, los conflictos o desacuerdos familiares y sociales, las enfermedades, los factores medio ambientales, la exigencia individual física , emocional o intelectual y las diferentes responsabilidades de la vida diaria.

8. Mensajeros químicos cerebrales

Los tres mensajeros químicos cerebrales que comienzan a fallar cuando los niveles de estrés son mayores a los niveles que la persona puede manejar son:

Serotonina: El reloj interno es el coordinador de diferentes funciones corporales, importantes para la regulación de los niveles de estrés.

El reloj corporal es esencial para armonizar la temperatura corporal, el cortisol y los ciclos del sueño, lo que permite periodos reparadores de descanso y sueño, si la serotonina es un disparador del reloj interno y si el estrés causa que la serotonina falle, el reloj interno dejará de funcionar y la persona no podrá obtener un sueño reparador.

Noradrenalina: Esta tiene muchas funciones importantes en el sistema nervioso, la más importante, por su relación con el estrés, es su rol en el establecimiento de los niveles de energía.

Es esencial que la noradrenalina funcione adecuadamente para que la persona se sienta con energía, si no se tiene suficiente noradrenalina la persona se siente exhausta y letárgica. El tratar que el cerebro funcione con bajos niveles de noradrenalina es similar a conducir un auto con la batería descargada, tarde o temprano este no encenderá.

Dopamina: Esta parece concentrarse en áreas del cerebro contiguas a los lugares de mayor secreción de endorfina (percepción del dolor), cuando la función de la dopamina disminuye, también disminuye la función de la endorfina y se pierde el «anestésico » natural, lo que quiere decir que se percibe mayor dolor.

La dopamina también dirige el centro del placer. Cuando los niveles de estrés interfieren con la función dopaminérgica, el centro del placer se hace inoperante y las actividades placenteras normales ya no producen placer.

9. Sustancias estimulantes o «levanta muertos»

Existen sustancias que colaboran a reestablecer el equilibrio del cerebro estresado, la ayuda proporcionada por estas, puede ser temporal, pero su utilización descontrolada, puede originar consecuencias negativas. Algunas de estas sustancias son:

Azúcar: Los diferentes tipos de azucares son absorbidos con gran facilidad, lo que significa que una pequeña cantidad de estos, es suficiente para aumentar el nivel de azúcar en la sangre. Un aumento repentino en la azúcar sanguínea inmediatamente aumenta los niveles de los mensajeros cerebrales.

Cafeína: La cafeína es una droga que entra directamente en el cerebro y causa un aumento en los niveles de los mensajeros cerebrales.

Alcohol: El alcohol es un poderoso estimulante de los mensajeros cerebrales, este ayuda al reloj interno a funcionar y por lo tanto a dormir.

Tabaco: Este químico aumenta directamente la función de los mensajeros cerebrales.

Adrenalina: La secreción de adrenalina inmediatamente aumenta la función de la noradrenalina, muchas personas utilizan su propia adrenalina para nivelar sus nivel de estrés, este es el caso de los «adictos al trabajo», este se encuentra en un nivel muy alto de estrés y en vez de disminuir su cantidad de estrés su solución es trabajar más horas la día manteniéndose alerta a base de su propia adrenalina.

Las personas que se encuentran en un estado de estrés, con frecuencia utilizan los estimulantes cerebrales de dos maneras:

Mantenimiento: El que utiliza este estilo trata de mantener una constante dotación de estimulantes, puede utilizarlos durante todo el día, variándolos.

Desenfrenado: El que utiliza este estilo no emplea permanentemente estimulantes, pero de repente un día exagera en su consumo y esto le da energía suficiente para mantenerse activo por periodos de tiempo prolongados.

Al utilizar estas sustancias estimulantes la persona está constantemente tratando de balancear los estímulos estresores y las sustancias que utiliza para controlarlos.

Como es imposible que la persona pueda reequilibrar adecuadamente su química cerebral, en algunas ocasiones se sentirá bien pero en otras no, lo que quiere decir que su vida será una montaña rusa. Existen entonces tres razones por las cuales una persona no puede reestablecer su química cerebral:

Desatino: Los cambios en la química cerebral son tan mínimos que no es posible ajustarlos con la utilización de estos estimulantes cerebrales.

Rebote: Las sustancias anteriormente mencionadas causan un efecto de rebote, esto quiere decir que rápidamente hacen sentir bien a la persona, pero con igual rapidez la hacen sentir mal. Por esta misma razón es posible observar cambios repentinos en el estado de ánimo en las personas con estrés.

Adaptación: El cuerpo se adapta bastante rápido a los estimulantes, esto quiere decir que la persona necesita mayores cantidades de estos para producir el mismo efecto.

10. Prevención y control del estrés

Realizar una rutina diaria: Para organizar el tiempo y establecer prioridades.

Tomar un descanso: Para repararse a si mismo y regenerar mensajeros cerebrales.

Reducir compromisos: Para no asumir responsabilidades imposibles de cumplir, aprender a decir «no».

Postergar cambios en el medio ambiente: Para evitar que el cambio positivo o negativo aumente el nivel de estrés.

Reducir el tiempo de trabajo o estudio: Para reducir la demanda de energía que se le exige al cuerpo.

Consumir alimentos saludables: Para mantener activas las reservas de energía permanentemente.

Reducir la utilización de sustancias estimulantes: Para evitar que las reservas de energía rápidamente disponibles, se agoten y se produzca debilidad.

Evitar alergias: Para evitar grandes cambios de energía por parte del sistema inmunológico.

Realizar ejercicio: Para mejorar la condición física y proporcionar un medio de escape para la tensión.

Practicar técnicas de relajación: Para mantener el cuerpo relajado y la mente tranquila.

Evitar el uso de medicamentos: Para evitar que estos reduzcan la capacidad de recuperación de los mensajeros cerebrales.

Dormir por periodos de tiempo adecuados: Para repararse a si mismo.

Mantener una buena higiene mental: Para alejar de la vida los estímulos que producen estrés y cuando se presenten, verlos de forma objetiva y real, para darle curso a las emociones mediante normas aceptadas, para no cargar con los problemas de los demás, para bloquear temporalmente los problemas y abordarlos uno a la vez, para descargarse emocionalmente, para fomentar sentimientos positivos y mantener el buen humor.

Si estas sencillas maneras de reducir el estrés no son suficientes para evitarlo o controlarlo, será necesario seguir las siguientes recomendaciones:

Interconsultar un médico: El estrés que no se pueda controlar por si mismo puede ser señal de una enfermedad oculta, por eso es importante acudir al médico, con el fin de confirmarlo.

Interconsultar un especialista: Es posible que un psicólogo ayude a determinar ciertos elementos causantes de estrés. También podrá enseñar algunas formas menos estresantes de manejar los problemas y diferentes técnicas útiles para reducir el estrés.

Existen varias reglas importantes a tener en cuenta para hacerle frente al estrés:

Aprender a leer el cuerpo: Se debe aprender a reconocer los signos de alerta, los cambios en el ciclo del sueño, la fatiga, la falta de placer, la angustia y los dolores generalizados, son algunos de ellos.

Intercambiar elementos estresantes: Mantener un nivel de estrés por debajo del nivel de sobre estrés, se podrá lograr intercambiando los estímulos causantes de este, si un elemento nuevo causante de estrés entra en la vida hay que hacerle espacio y eliminarlo, de esta manera el nivel total de estrés se mantiene bajo y se evita la acumulación de elementos que lo puedan disparar.

Utilizar la caja de herramientas: Se deben utilizar las diferentes herramientas disponibles para combatir el estrés, como lo son, la ayuda profesional y las lecturas sobre el tema.

3. DESÓRDENES POR TRAUMA ACUMULATIVO

1. Definición

Son las lesiones originadas por exposición prolongada y repetida a la acción de fuerzas externas y que interfiere con la función de músculos, fascias, ligamentos, tendones, vasos y nervios.

El término acumulativo se basa en la teoría de que cada repetición de una actividad produce algún trauma o deterioro y desgaste de los tejidos y articulaciones del cuerpo. La palabra trauma significa, lesión corporal por uso mecánico.

Las lesiones por trauma acumulativo son problemas de salud considerados como enfermedad laboral, puesto que estas patologías son más frecuentes en los trabajadores que en la población en general.

Los segmentos corporales más frecuentemente comprometidos son: La región dorsolumbar, puesto que es la responsable de mantener la postura laboral y realizar movimientos propios de determinadas actividades y la región cervicobraquial que se constituye en el segmento móvil en la realización de las tareas.

2. Patogénesis

El movimiento repetido o fuerte del tendón sobre una prominencia ósea, origina microtrauma y reacción inflamatoria secundaria que afecta también la vaina tendinosa, a medida que continúa el daño esta reacción inflamatoria progresa a estructuras vecinas y/o aumenta el volumen de las mismas ocasionando a veces compresión de estructuras vasculares y nerviosas aledañas.

Estos cambios inflamatorios pueden ocurrir en cualquiera de las estructuras del sistema musculoesquelético por movimiento, roce o aumento de la exigencia fisiológica de las mismas.

Existen factores de riesgo que pueden contribuir a estas enfermedades. Los más comunes se observan como resultados de procedimientos repetitivos y forzados, carga muscular estática, posturas corporales, solicitación mecánica, exposición al frío y vibraciones.

3. Clasificación

Las lesiones que más se presentan se dividen en: Traumáticas, inflamatorias, degenerativas y destructivas.

Traumáticas

  • Desgarros: Ruptura parcial o completa de un tejido
  • Luxaciones: Pérdida de la relación articular
  • Esguinces: Distensión o ruptura de los ligamentos articulares
  • Fracturas: Pérdida de la continuidad ósea

Inflamatorias

  • Tendinitis: Inflamación de un tendón
  • Bursitis: Inflamación de la bolsa sinovial
  • Sinovitis: Inflamación de la membrana sinovial de articulaciones y tendones
  • Artritis: Inflamación de una articulación
  • Condritis: Inflamación del cartílago articular

Degenerativas

  • Osteoporosis: Disminución de la densidad de la matriz ósea, caracterizada por debilidad estructural del hueso; principalmente a causa del agrandamiento del espacio medular y a la reducción del grosor cortical. A nivel ocupacional se relaciona con las vibraciones