La Boca Anatomía y Fisiología

Músculos Faciales o de la Expresión Facial

Tienen un asiento subcutáneo; mueven la piel y modifican las expresiones de la cara para indicar el estado de ánimo. Se encuentran en la parte anterior y posterior del cuero cabelludo, la cara el cuello. La mayoría de los músculos se insertan en el hueso y sus efectos ocurren al tirar de la piel. Todos los músculos de la expresión facial provienen del 2º arco faríngeo y están inervados por el nervio facial (NC VII).

Músculos de la Boca, Labios y Mejillas

Algunos músculos modifican la forma de la boca y de los labios (p. Ej. Al hablar, cantar, silbar o gesticular). La forma de la boca y de los labios está controlada por un grupo tridimensional complejo de tiras musculares que comprende:

Elevadores, retractores y eversores del labio superior.

Elevadores, retractores y eversores del labio inferior.

Un esfínter peribucal compuesto.

El buccinador de los pómulos.

En reposo, los labios establecen un suave contacto y los labios se aproximan entre sí.

Músculo orbicular de la boca:

En el esfínter de la boca. Sus fibras rodean la boca a modo de un círculo y se encuentran dentro de los labios. Cuando el músculo orbicular de la boca se contrae de manera tónica, se cierra la boca; la contracción activa (básica) reduce la abertura de los labios, como sucede por ejemplo, al silbar. Este músculo contribuye a la articulación de las palabras (habla) y comprime los labios contra los dientes, colaborando con la lengua para sujetar los alimentos entre los dientes durante la masticación.

Músculo  elevador del labio superior y del ala de la nariz:

Se inserta por arriba en el maxilar; se divide en dos tiras que llegan hasta el cartílago alar de la nariz y el labio superior y elevan estas dos estructuras.

Músculos mentoniano:

Es un pequeño músculo que se origina en la mandíbula y desciende hasta la piel de la barbilla. Levanta la piel de la barbilla para expresar cierta duda.

Músculo buccinador:

Es un músculo delgado, plano y rectangular que se inserta lateralmente en las apófisis alveolares de los maxilares y de la mandíbula, en frente de los dientes molares. Este músculo, se activa al sonreír también mantiene tensos los pómulos e impiden que se plieguen y se lesionen al masticar. El músculo buccinador ayuda a la masticación, al comprimir las mejillas contra los dientes molares durante este proceso. Así pues, en colaboración con la lengua, cara lingual y el músculo orbicular de la boca por delante, el alimento queda sujeto entre las caras oclusales de los dientes al masticar. El músculo buccinador también sirve para silbar y aspirar, al empujar las mejillas contra los dientes.

El músculo depresor del ángulo de la boca:

Como su propio nombre indica, deprime los ángulos de la poca cuando se hace un gesto de seriedad.

El músculo elevador del ángulo de la boca:

Se inserta por arriba en el borde infraorbitario, y por debajo, en el ángulo de la boca, y leva la comisura bucal.

El cigomático mayor:

Que se extiende desde el hueso cigomático hasta el ángulo de la boca, tira de la comisura en sentido supero lateral, por ejemplo al sonreír.

El músculo cigomático menor:

Una tira muscular fina, se dirige oblicuamente desde el hueso cigomático hasta el músculo orbicular de la boca. Contribuye a elevar el labio superior cuando se muestra felicidad o a ahondar el surco nasolabial cuando se denota tristeza.

Músculo elevador del labio superior:

Que desciende desde el borde infraorbitario hasta el labio superior, eleva y produce una versión del labio superior. Ayudad al músculo cigomático menor a deprimir el surco nasolabial cuan de expresa tristeza.

Músculo Risorio:

Es un músculo variable que nace el platisma y la fascia del masetero. Se inserta en la fascia que cubre la glándula parótida, debajo y delante del oído, y en el ángulo de la boca.

Músculo Platisma: 

Es una lámina densa y fina situada en el tejido subcutáneo del cuello. Nace en la fascia que cubre las partes altas de los músculos deltoides y pectoral mayor, y se extiende superomedial sobre la clavícula hasta el borde inferior de la mandíbula.

Las Encías:

Se componen de tejido fibroso cubierto de muco­sa. La encía propiamente dicha («encía insertada») se inserta con fuerza en las apófisis alveolares de los maxilares y en el cuello de los dientes; en general, suele ser de color rosado, punteada y queratinizada. La mucosa alveolar («encía no insertada») normalmente tiene un color rojo brillante y no está queratinizada. La encía lingual (relacionada con la lengua) de los dientes incisivos y caninos superiores recibe ramas de los nervios y vasos nasopalatinos, y la de los pre­molares y molares superiores, de los nervios y vasos palati­nos mayores. Las encías labiales y bucales mandibulares (relacionadas con los labios y las mejillas) de los dientes inci­sivos, caninos y premolares inferiores recibe ramas del ner­vio y de las arterias alveolares inferiores. La encía bucal de los molares inferiores está inervada por el nervio bucal. La encía lingual de todos los dientes inferio­res recibe ramas del nervio y de los vasos linguales.

La Lengua:

Es un órgano muscular inmóvil que puede adoptar multitud de formas y posiciones. La lengua ocupa parte de la cavidad bucal y parte de la faringe. En reposo llena casi toda la cavidad bucal propiamente dicha. La lengua par­ticipa en la masticación, el gusto, la deglución, la articula­ción del habla y la limpieza bucal; sin embargo, sus dos fun­ciones principales son:

  • Formar palabras al hablar.
  • Impulsar el alimento hacia la faringe al deglutir.

Las Porciones y las Caras de la Lengua

La lengua tiene una raíz, un cuerpo, un vértice, una superficie dorsal curva o dorso y una cara inferior. Algunos autores describen la raíz de la lengua como la porción inferior y relativamente fija, insertada en el hueso hioides y la mandíbula y próxima a los músculos geniohioideo y milohioideo. En general, la raíz se define como el tercio posterior de la lengua.

El cuerpo de la lengua es la porción restante de la lengua; por eso, su definición según se delimita la raíz. De ordinario, el cuerpo se define como los dos tercios anteriores (anteriores al surco) de la lengua. El vértice de la lengua suele represen­tar la porción anterior y puntiaguda del cuerpo. El cuerpo y el vértice de la lengua son sumamente móviles. El dorso de la lengua es la cara posterosuperior, que incluye el sur­co en forma de V -surco terminal, cuyo vértice apunta hacia atrás, al orificio ciego, una pequeña fosita, carente de función, vestigio de la porción proximal del conducto tiro­gloso embrionario del que se desarrolla la glándula tiroides. El surco terminal divide el dor­so de la lengua en la parte anterior (parte oral), situada en la cavidad bucal propiamente dicha, y en la parte posterior (parte faríngea o posterior al surco), ubicada en la orofaringe. Las porciones anterior y posterior contienen superfi­cies rugosas e irregulares.

La mucosa del dorso se adelgaza en la parte anterior de la lengua y se adhiere íntimamente al músculo subyacente. El surco medio, depresión de la cara dorsal, divide la lengua en las mitades derecha e izquierda y señala también el lugar donde se fusionan los esbozos dístales embrionarios de la lengua. En la profundidad del surco medio se encuentra un tabique lingual fibroso que también separa la lengua en sus dos mita­des derecha e izquierda.

La parte posterior de la lengua se encuentra detrás del surco terminal y de los arcos palatoglosos (estructuras que marcan el límite posterior de la cavidad bucal). La membra­na mucosa es espesa y se mueve libremente. No tiene papi­las linguales, sino los nódulos subyacentes de los folículos linfáticos linguales, que otorgan a esta porción de la lengua un aspecto irregular y adoquinado. Estas masas nodulares de folículos linguales se denominan de manera colectiva amígdala lingual.

La cara inferior de la lengua (superficie sublingual) está cubierta de una mucosa fina y transparente por la que se adivinan las venas. Si se levanta la lengua se aprecia el fre­nillo lingual, un pliegue grande de mucosa en la línea media, que va desde la encía que cubre la cara lin­gual de la cresta alveolar anterior hasta la cara posteroinfe­rior de la lengua. El frenillo comunica la lengua con el sue­lo de la boca y permite el movimiento libre de la porción anterior de la lengua. A ambos lados de este pliegue de mu­cosa se ve una vena lingual profunda a través de la mucosa fina. Asimismo, se observa la carúncula sublingual, una papila a cada lado de la base del frenillo lingual, donde des­emboca el conducto submandibular de la glándula salivar sub­mandibular.

Los Músculos de la Lengua

La lengua, en esencia, es una masa muscular casi comple­tamente cubierta de mucosa. Aunque tradicio­nalmente se ha procedido así, la descripción de las acciones de los músculos linguales basada en la asignación de un solo efecto a cada músculo lo que supone que un movimiento concreto es consecuencia de la acción de un solo músculo representa una simplificación excesiva de las acciones de la lengua y resulta equívoca. Los músculos de la lengua no actúan por separado y algunos ejecutan varias acciones; de hecho, porciones de un mismo músculo pueden actuar de forma independiente causando acciones diferentes e incluso antagónicas. Sin embargo, en general, los músculos extrínseco; modifican la posición de la lengua, y los intrínsecos, su forma. Los cuatro músculos intrínsecos y los cuatro extrínse­cos de cada mitad de la lengua están separados por el tabique lingual fibroso, que se une detrás con la aponeurosis de la lengua.

Los Músculos Extrínsecos de la Lengua:

(geniogloso, hiogloso, estilogloso y palatogloso) se originan fuera de la lengua, pero se insertan en ella. Se encargan sobre rodo de mover la lengua, pero también pueden modificar su forma.

El músculo geniogloso, en abanico:

Es el que mayor volumen ocupa en la lengua. Se origina a través de un ten­dón corto en la porción superior de la espina mentoniana de la mandíbula. Se extiende en abanico a su entrada en la lengua por abajo y sus fibras se insertan en todo el dorso de la lengua. Las más inferiores lo hacen en el cuerpo del hueso hioides y tiran de la raíz de la lengua hacia delante, uno de los elementos de la protrusión lingual, movimiento muy complejo. Cuando se contraen los músculos genioglo­sos de ambos lados se deprime la lengua, sobre toda la par­te central, apareciendo un surco central. Cuando se contrae de un lado, el geniogloso desvía la lengua hacia el lado contrario. Con la lengua protruida, la contracción de la parte anterior del músculo retrae el vértice.

El músculo hiogloso, fino y cuadrangular:

Nace en el cuerpo y en el asta mayor del hueso hioides y se dirige en sentido superoanterior hasta el lado y la cara inferior de la lengua. Este músculo deprime la lengua al tirar hacia aba­jo de sus lados; también contribuye a la (retrac­ción) lingual.

El músculo estilogloso, corto y pequeño:

Se origina en el borde anterior de la apófisis estiloides, cerca de la punta, y en el ligamento estilohioideo. Tiene un curso inferoanterior y se inserta en el lado y la cara inferior de la lengua. Sus fibras se entremezclan con las del músculo hiogloso. El estilogloso retrae la lengua y riza los lados de la misma; con el geniogloso crea un surco durante la deglución.

El músculo palatogloso:

Se origina en la aponeurosis palatina del paladar blando y se inserta en el lado de la len­gua. Entra en la porción lateral de la lengua con el múscu­lo estilogloso, pero pasa casi transversalmente, junto con las fibras musculares transversales intrínsecas. El músculo pala­togloso es más «palatino» que «gloso» en su procedencia, inervación y función; es decir, forma más parte del paladar blando que de la lengua. Aunque puede elevar la porción posterior de la lengua, también tira del paladar blando hacia abajo; en general, los músculos palatoglosos actúan de forma simultánea, aproximando los pliegues palatoglosos para constreñir el istmo de las fauces. El músculo palatogloso entra en la porción lateral de la lengua con el estilogloso, pero pasa casi transversalmente junto con las fibras muscu­lares transversales e intrínsecas.

Los Músculos Intrínsecos de la lengua

Los músculos longitudinales superior e inferior, transverso y vertical se en­cuentran dentro de la lengua. Se insertan exclusivamente en la lengua y no en el hueso.

El músculo longitudinal superior de la lengua:

Crea una capa fina en la profundidad de la mucosa del dorso de la lengua y recorre del vértice a la raíz. Nace en la capa fibrosa submucosa y en el tabique lingual y se inserta sobre todo en la mucosa. El músculo longitudinal superior riza el vértice de la lengua empujándolo contra el paladar, o mueve el vér­tice protruido hacia arriba, en dirección a la nariz, creando una concavidad longitudinal del dorso lingual.

El músculo longitudinal inferior de la lengua:

Consta de una estrecha banda, próxima a la cara inferior de la len­gua, que se extiende desde el vértice a la raíz de la lengua; algunas de esas fibras se insertan en el hueso hioides. El músculo longitudinal inferior curva el vértice de la lengua hacia abajo, determinando una convexidad del dorso lingual. Los músculos longitudinales superior e inferior actúan de manera concertada, acortando, engrosando y retrayendo la lengua protruida.

Los músculos transversos de la lengua:

Se encuentran en la profundidad del músculo longitudinal superior. Nacen en el tabique lingual y se dirigen laterales a los bordes dere­cho e izquierdo. Sus fibras se insertan en el tejido fibroso submucoso. Los músculos transversos se estrechan y aumen­tan la altura de la lengua.

El músculo vertical de la lengua:

Tiene un curso infero­lateral a partir del dorso de la lengua. Aplana y ensancha la lengua. En colaboración con los músculos transversos alarga y estrecha la lengua y la empuja contra los dientes anteriores o protruye la lengua con la boca abierta (sobre todo cuan­do actúa junto con la porción posteroinferior del músculo geniogloso).

La Inervación de la Lengua

Todos los músculos de la lengua, con excepción del palato­gloso (inervado por el plexo faríngeo, que se crea con fibras de la raíz craneal del NC XI transportadas por el NC X), son inervados por el nervio hipogloso o XII nervio craneal. Con respecto a la sensibilidad general (tacto y temperatura), la mucosa de los dos tercios anteriores de la lengua está inervada por el nervio lingual, ramo del nervio mandibular. El gusto (sensibilidad especial) de esta zona de la lengua, con excepción de las papilas calici­formes o circunvaladas, depende del nervio de la cuerda del tímpano, ramo del facial. La cuerda del tím­pano se une al nervio lingual y se dirige hacia delante con su vaina. La mucosa del tercio posterior de la lengua y las papilas caliciformes están inervadas por el ramo lingual del nervio glosofaríngeo, que transmite la sensibilidad general y especial. Las divisiones del nervio laríngeo interno, ramo del nervio vago, aportan sobre todo la sensibilidad general, pero también parte de la sensibilidad especial a una peque­ña zona de la lengua, justo delante de la epiglotis. Estos ner­vios, en su mayoría sensitivos, también llevan fibras para­simpáticas secretomotoras para las glándulas serosas de la lengua. Las fibras parasimpáticas del nervio de la cuerda del tímpano viajan con el nervio lingual hasta las glándulas sali­vares submandibular y sublingual. Estas fibras nerviosas entablan sinapsis en el ganglio submandibular que cuelga del nervio lingual.

Las cuatro sensaciones elementales del gusto: dulce, salado, ácido y amargo se detectan de la siguiente manera en la lengua:

  • Dulce: vértice (punta).
  • Salado: bordes laterales.
  • Ácido y amargo (parte posterior).