El Profesor de Educación Física en Programas de Salud

Al respecto, al analizar el papel de los decisores en salud, los funcionarios del sistema sanitario aparecen como actores clave en el proceso de fomentar y proteger la salud, a través del trabajo en equipos interdisciplinarios. Esta propuesta, que se presenta muy significativa, facilita la apertura a otros profesionales no médicos y abre paso a nuevas potencialidades en salud, propiciando una mayor receptividad de los hospitales y los centros asistenciales a las necesidades de salud de los usuarios. (Martín Zurro, A. y Cano Pérez, J. F., 2000).

Sin embargo, en los últimos años, se evidencia una debilidad de la Salud Pública, de la cual Irigoyen hace la siguiente referencia: «existe una actitud conformista en los profesionales sanitarios, la cual se encuentra muy generalizada…» y luego enfatiza, «el conformismo crea unos estados mentales compartidos que dificultan cambios e innovaciones en la Salud Pública» (Irigoyen J., 1996). 

En lo que se refiere a la toma de decisiones dentro del sistema, puede destacarse entre las atribuciones generales que se le confieren al Ministerio en el Art. 12 de la Resolución Nº 652 (1997 : 6), que «El ejercicio de los cargos de dirección… implica, la facultad de tomar decisiones exigidas para el cumplimiento de las funciones…» y en el subsiguiente artículo especifican que dichas atribuciones «podrán ser delegadas en los niveles inferiores respectivos» (Resolución Nº 652, 1997 : 6), lo cual permite a cada director de un efector de salud tomar decisiones en el área de su competencia con bases en lo normado. 

Como puede apreciarse, los directivos cumplen un papel político de decisión muy importante en el área de la salud, para llevar a cabo los objetivos de la administración sanitaria, como así también las demandas de médicos, otros profesionales y las del propio usuario. Esta perspectiva sitúa a los directivos en un singular espacio de decisión para llevar a cabo programas asistenciales multidisciplinares. 

2.3.3 El Profesor de Educación Física en el equipo de salud 

El Profesor de Educación Física es un educador y promotor de la salud del pueblo; puede ser considerado uno de los profesionales con mayor responsabilidad en la calidad de vida de las personas, es por ello que debería garantizarse y darle a todos la posibilidad de acceder a la Educación Física (UNESCO, 1978). 

Bien lo expresa Alonso López (2000) cuando dice «la relación de este profesional con otras ciencias no implica de ninguna forma su sustitución; ya que es el especialista del ejercicio físico en la sociedad», por tanto «es capaz de compartir con el médico el tratamiento de una enfermedad, siempre que éste recomiende y por tanto autorice en su tratamiento el ejercicio físico» (Alonso López, 2000: 1) 

Un buen fundamento para su inclusión en este equipo, es el económico, pues destaca e incluso asombra, el bajo costo de invertir en acciones de promoción y prevención, particularmente las que derivan de implementar la actividad física como estrategia, habiéndose constatado que «por cada dólar invertido en actividad física, corresponde una disminución de 3,8 dólares en gastos médicos» (Manifiesto Mundial 2000: 10). 

2.3.3.1 Antecedentes de su inserción 

A continuación se referencian algunas experiencias donde este profesional es reconocido como parte importante de los equipos de salud. 

  • El Comité Ejecutivo del Consejo Argentino de Rehabilitación Cardiaca, dependiente de la Sociedad Argentina de Cardiología, en su documento sobre las bases y normativas para la práctica de rehabilitación cardiaca, pone en sus recursos humanos como necesarios a Profesores de Educación Física con formación en el tema.
  • El IOMA (una de las obras sociales más grandes del país) ubica en los recursos humanos en su subprograma de discapacidad a Profesores de Educación Física, por lo que todo centro de rehabilitación debe contar con uno.
  • El CENEXA (Centro de Endocrinología Experimental Aplicada) dependiente de la Facultad de Medicina de la U.N.L.P., cuenta con Profesores en Educación Física para la actividad física en su programa sobre diabetes.
  • Los centros de traumatología del deporte de todo el país están incorporando Profesores en Educación Física a sus plantillas.
  • Hospitales públicos, (HIGA San Martín de La Plata, Hospital San Juan de Dios de La Plata, Hospital Alejandro Korn de La Plata, Red de rehabilitación de segundo nivel de la municipalidad de Rosario, sólo por mencionar algunos ejemplos) cuentan con Profesores de Educación Física htp://www.ucalp.edu.ar/index2.htll
  • Los Hospitales públicos de Mendoza, entre los que se cuentan el Hospital Néstor Lencinas, el Hospital Carlos Pereyra, el Hospital Humberto Notti y el Hospital Lagomaggiore, cuentan con Profesores de Educación Física para tareas prioritariamente asistenciales, en algunos programas.

Si bien hay antecedentes de inclusión del Profesor de Educación Física en equipos de salud, tal como lo referenciáramos, el medio en que se desenvuelven los profesionales de la salud y el mismo sistema sanitario, sostienen y recrean un ambiente de difícil acceso para este profesional y para otras disciplinas y ciencias. 

2.3.3.2 Desempeño actual del Profesor de Educación Física 

Ante la falta de especificidad en datos bibliográficos y/o científicos sobre el rol específico de este profesional en el ámbito de la salud, los investigadores se remitieron a fundamentar el mismo desde variados contextos, a fin de sentar un inicio en la discusión sobre las incumbencias profesionales dado el importante rol que cumple la actividad física en la salud, y como máxime expresión de ella, en el bienestar y la calidad de vida de los seres humanos. 

Atento a ello, cabría aclarar que de ninguna manera se excluyen otros tratamientos. Todo lo contrario, el objetivo es hacer notar que será el complemento y no la exclusión lo que dará al sujeto, blanco de acciones en el ámbito de la promoción o prevención, la posibilidad de evitar enfermar o mejorar su estado actual de salud a través de esta alternativa. 

Un aspecto a considerar inicialmente es que el Profesor de Educación Física, ante todo, es docente. Algunos se preguntarán cuál es la razón que motiva dicha aclaración. Es sabida la relevancia que adquirió el concepto de hábitos de vida y conductas saludables en los últimos años. Pues bien, la manera más eficiente para modificar conductas y/o hábitos es a través de la educación o reeducación de los mismos, entonces, quién mejor que un educador para cumplir este rol. 

Si nos circunscribimos a los roles actuales que tiene el Profesor de Educación Física en la sociedad mendocina, podemos distinguir una variada rama y, en toda ella, este profesional, debe estar muy atento a aspectos que atañen a la salud. Veamos entonces algunos: 

En la escuela: aquí las estrategias para lograr aprendizajes implican una planificación que respete al niño o adolescente en su desarrollo, ya que de lo contrario podrían producirse variados inconvenientes en su salud. Por otro lado, en las evaluaciones iniciales del ciclo escolar, y también durante el transcurso de éste, al realizar actividad física, los niños, salvo inclemencias climáticas, se encuentran con ropa muy holgada lo que permite descubrir problemas posturales, motrices y conductuales desde muy temprana edad. Así, el Profesor de Educación Física se constituye en un primer puente hacia la APS, por su papel protector en ella, al comunicar a la familia este hallazgo y solicitarle que al niño se lo evalúe con prontitud por un equipo de profesionales. 

Otro momento clave para el rol del docente, en relación a la salud, es cuando debe cobrar nueva forma al programar actividades diferenciadas tendientes a no agravar el cuadro inicial y prevenir una deformidad mayor. El ajuste de la actividad favorecerá también la no discriminación del niño de la clase de Educación Física, ya que muchas patologías por indicación médica, suelen ser causa de exclusión. Ésta decisión no siempre es una buena opción si tenemos en cuenta los niveles de sedentarismo actuales en la niñez favorecidos por la computadora, los video juegos y el televisor. 

En gimnasios, natatorios, clubes, etc.: muchas personas, de variadas edades, concurren voluntariamente o son derivadas por médicos y/o kinesiólogos a estos ámbitos de práctica por un sin fin de problemas de salud, tanto en fases de prevención primaria, como secundaria y terciaria. 

Ocurren casos en que por el escaso tiempo que poseen los médicos para las consultas y la altísima especialización de los mismos, la derivación es realizada en función de la patología por la cual el paciente visita al profesional. Pero esto no siempre refleja el estado general de salud del futuro usuario del gimnasio. 

Ante esta circunstancia y al hecho comprobado de que «el ejercicio físico tiene una influencia general en todos los sistemas del organismo; y es por eso que el mismo tiene un efecto, influencia o potencialidad multiterapéutico; además de producir una acción profiláctica en aquellos sistemas que no poseen enfermedades…» (Alonso López, R., 2002 : 4), el Profesor de Educación Física requiere de una mayor cantidad de información, atendiendo a que la misma sea global o integral y le permita una toma de decisiones altamente ajustada a las características de salud del individuo. Para ello, registra datos básicos a través de cuestionarios, anamnesis y fichas personales: al ingreso del individuo; al evaluar las capacidades físicas iniciales; al observar posturas estáticas y durante la ejecución de movimientos, al conversar más extensamente con el sujeto por el contexto de la misma práctica; e incluso al interiorizarse sobre las preferencias de ejercicios y experiencias anteriores en la actividad física. 

Dicha información es fundamental porque, como expresa Alonso López (2002) el tratamiento por ejercicios físicos, tiene que ser un plan o programa de carácter integral, donde los ejercicios que se seleccionen y la dosificación de la carga a administrar deben estar acordes a las posibilidades funcionales del paciente y tienen que abarcar o atender todos los problemas que esa persona presenta con su salud. Es más, no existe al menos en el tratamiento por ejercicios físicos, un tratamiento particularizado a un sistema específico. «Para la aplicación… deberá de establecer una estrategia de tratamiento, donde el tratamiento base, es decir, el de mayor porciento de ejercicios deberá estar dirigido hacia aquella incidencia o enfermedad de mayor peligrosidad». (Alonso López, R., 2002: 3). 

Hospitales: hoy en día no son muchos los Profesores de Educación Física que trabajan en hospitales públicos, de hecho podemos contar siete, en Mendoza, hasta julio de 2005 y su rol en este espacio se circunscribe principalmente a la última etapa de la APS o rehabilitación. 

Un aspecto relevante a la hora de justificar a este profesional (Profesor), y que alcanza a los objetivos y preocupaciones de la Secretaría o Ministerio de Salud Pública de cualquier país es: reincorporar al paciente a la sociedad después de una enfermedad, con una óptima capacidad de trabajo tanto física como intelectual, dado la incidencia de accidentes automovilísticos y/o las secuelas de variadas enfermedades en relación con la capacidad laboral, y que contradictoriamente a lo expuesto por otros profesionales de la salud, muchas de ellas pueden ser tratadas mediante ejercicios físicos, con la variante de que éstos posean fines terapéuticos (Alonso López, 2000). 

En dicho espacio, es importante reflexionar sobre aspectos relativos a la definición y delimitación del campo profesional para mejorar la relación y evitar celos con otros profesionales del campo de la salud, como kinesiólogos y fisioterapeutas. Sin embargo, a este respecto, Alonso López (2000: 1) comenta, «para la aplicación de las leyes kinesiológicas al hombre se necesita de un proceso de aprendizaje (leyes pedagógicas) y la única con posibilidades de realizar este cometido es la Educación Física; lo otro sería el ejercicio por el ejercicio, que puede traer resultados positivos o negativos según las leyes biológicas (salud) del organismo». Así entonces se puede hacer referencia a: 

  • Reconocer y comprender los elementos y factores propios de su ámbito de acción, con su dinámica particular dentro del campo específico del área de la Salud, integrando Equipos Interdisciplinarios y Transdisciplinarios. (Ordenanza Nº 2/2001-CS, 2001: 5).
  • Comprensión de la forma en que las estructuras políticas, sociales y económicas influyen…, y de la manera que operan los mecanismos ideológicos en su práctica (Didáctica II, 1999) valorando y relacionándose con el macrocontexto, comunidad e institución, adquiriendo un conocimiento que le «permitirá integrarlo como un fin en sí mismo o utilizarlo como recurso en el logro de sus objetivos» (Galinda, 1992: 58).
  • Resolver con diferentes metodologías situaciones problemas que aparecen en el campo de la Investigación de la Salud. (Ordenanza Nº 2/2001-CS, 2001: 5).
  • Resolver las problemáticas emergentes de las relaciones entre Acción Motriz, Salud y Calidad de Vida, en un contexto de cambio y trasformación social. (Ordenanza Nº 2/2001-CS; 2001: 5).
  • Colaborar en el proceso de construcción del conocimiento referido al área de las Ciencias del Movimiento y la Salud. (Ordenanza Nº 2/2001-CS, 2001: 5).
  • Fomentar y estimular la participación fuera de la escuela, actividades extraescolares y estilos de vida futuros. (Fernández, 1998: 13).

Los profesores deben tener una adecuada orientación teórica, porque de no ser así pueden caer en incoherencias y contradicciones al programar, desarrollar y fundamentar su práctica (Devis y Peiró, 2001), en particular en el área específica de la salud. 

2.3.4 Modelos de Educación Física orientados a la salud 

Al analizar el auge del movimiento corporal, instaurado en los últimos tiempos como productor y salvaguarda del estado general de salud, debemos tener en cuenta que existen distintas maneras de entender la relación entre actividad física y salud dependiendo del modelo de Educación Física al que se refiera, ya que representan visiones diferentes. Estos modelos son: el modelo médico, el modelo pisocoeductivo, el modelo sociocrítico y el modelo holístico. 

Según Fernández, «…el modelo médico entiende la salud como ausencia de enfermedad, por lo cual aboga por una custodia médica, una prevención ortodoxa de la misma y su rehabilitación-recuperación en los casos pertinentes. Un segundo modelo psico-educativo, entiende la salud como responsabilidad individual, por lo que defiende una elección y cambio individual de estilo de vida. Por último el modelo sociocrítico entiende la salud como un proceso de construcción social, donde se aúnan acciones individuales y colectivas con el fin de crear ambientes saludables» (Fernández, 1998: 5 y 6). 

Devís y Peiró clarifican, «ninguna de estas visiones… tiene la solución total a los temas de salud puesto que cada uno de los modelos posee su puntos flacos y… sitúa el problema dentro de sus propias coordenadas, aportando también soluciones diferentes» (1992 : 35). 

Estos autores resuelven complementar los tres modelos hasta donde sea posible en un modelo holístico, que sin ser una integración de opuestos ni un eclecticismo que no lleve a ninguna parte, reúna los aspectos posibles de amalgamarse en una propuesta coherente, con fundamentación teórico-práctica, que atienda cuestiones afectivas y psico-sociales, y que plantee los temas de salud desde una visión educativa que recoja el reto que supone un camino hacia la emancipación. 

  • «del modelo médico interesa recoger los aspectos relacionados con la seguridad y correcta realización de los ejercicios, el calentamiento, la toma de pulsaciones y la zona de actividad entre otros» Devís y Peiró (1992: 41).
  • «del psico-educativo: el proceso relacionado con la implementación de un programa de ejercicio físico y salud elaborado por los propios alumnos-as» Devís y Peiró (1992: 41). «cambio conductual individual que la persona pueda aplicar en todas las situaciones de su vida» (Fernández, 1998: 6). «que… empiece a realizar actividad física y lo incorpore como hábitos de conducta» (Carosio, 2001: 18).
  • «del socio-crítico, lecturas, comentarios y discusiones sobre aspectos polémicos y problemáticos que a nivel socio-cultural se asumen como normales o naturales dentro del contexto del ejercicio físico y la salud» Devís y Peiró (1992: 41).
  • «crear… una actitud positiva hacia la actividad física y que reconozca el papel que juega la actividad física en el estilo de vida saludable dentro de una sociedad consumista» (Carosio, 2001: 18).

2.3.5. La persistencia del enfoque biológico de la salud

En la realidad diaria de Hospitales, Clínicas y Centros de salud, no sólo de Argentina, podemos destacar la interconsulta como el aspecto más cercano al verdadero trabajo interdisciplinario, y ya en la actualidad hay un concepto mucho más intrépido y demandante, sobre todo para los participantes del equipo, como lo es la transdisciplinariedad. 

Las razones que determinan la interconsulta como un pobrísimo medio de comunicación entre colegas pueden ser muy diversas, pero se intentarán algunas respuestas a este fenómeno que genera, en consecuencia, una visión fragmentada del paciente y por consiguiente la imposibilidad de tratarlo con la integralidad que el concepto de salud y la filosofía que lo sustenta, permiten vislumbrar. 

Como primera medida analizaremos el Modelo Médico Hegemónico (MMH), al cual entendemos por «el conjunto de prácticas, saberes y teorías generadas por el desarrollo de lo que se conoce como medicina científica, el cual desde fines de siglo XVIII ha ido logrando dejar como subalternos al conjunto de prácticas, saberes e ideologías que dominaban en los conjuntos sociales, hasta lograr identificarse como la única forma de atender la enfermedad, legitimada tanto por criterios científicos como por el poder del estado». (Menéndez, E, 1990: 83). 

Además, construye una hegemonía que intenta la exclusión ideológica y jurídica de las otras posibilidades de atención, reflejándose esto en los niveles de decisión, ya sean establecidos por el Estado o por las organizaciones corporativas privadas. Estos procesos conflictivos tienden a ser resueltos de manera que se favorezcan los procesos de producción y reproducción económico-política y se refuerce la hegemonía del sistema (Menendez, E, 1990). 

Cualquier análisis del desarrollo de la medicina científica desde el siglo XVIII, por más superficial que sea puede constatar la emergencia de corrientes teóricas y de orientaciones prácticas que aparecen diferenciadas del MMH, y varios de ellos han sido apropiados por dicho modelo. Esto no significa que no se modifique, ni tampoco que se reproduzca indefinidamente; lo único que expresa es un proceso de hegemonía que se mantiene hasta la actualidad, pese a su evidente crisis (Menéndez, E, 1990).

El MMH posee tres rasgos estructurales característicos: biologismo, ahistoricidad y asociabilidad. Dicho de otro modo, lo manifiesto de la enfermedad, es ponderado como lo causal, sin remitir a la red de relaciones sociales que en un momento dado muy posiblemente determinan lo fenoménico de la misma y muchas veces «la búsqueda de un origen biológico… pueden tener como consecuencia evitar la causalidad profunda de un problema y, por ello, no intervenir sobre su etiología real» (Menendez, E, 1990: 102).

Si el proceso patológico es considerado por la práctica médica un hecho natural, biológico y no un hecho social, histórico (Menéndez, 1990), entonces se hará hincapié, por ejemplo, en la transmisión heredo-familiar de la enfermedad, desatendiendo que, «…los miembros de una familia comparten no sólo los genes sino la manera de comer, y qué se come, las ideas sobre los alimentos, los modelos estéticos, etc.» (Braguinsky, 1996: 92), en fin todo un espectro de hábitos y costumbres que le son propios, por estar inmerso en un medio político-económico y socio-cultural determinado. 

De este modelo, se desprenden ciertos impedimentos para el empleo efectivo de métodos de promoción y prevención de la salud, necesarios hoy en términos de calidad de vida, principalmente en lo que a enfermedades no transmisibles y mantenimiento de la salud se refiere, por consiguiente habrá dificultad para la inserción del Profesor de Educación Física en los equipos que la promuevan. 

Abrams expresa que muchas personas podrían beneficiarse de estas medidas preventivas, y que existen posibilidades y necesidad en la población de ellas, pero «las barreras creadas por la sociedad y por los responsables de la Salud Pública han sido reconocidas como factores relacionados con el limitado alcance de éstas acciones» (2003: 445). 

Además, «…una cosa es que el Sector Salud invoque constantemente la importancia de la medicina preventiva, y otra verificar cuáles son los recursos que en realidad invierte en este tipo de medicina, comparados sobre todo con los que invierte en medicina curativa» (Menéndez, 1990: 99). 

El médico, a su vez, se encuentra imbuido en un sistema que se reproduce, por ello «…así trabajan en grandes estructuras administrativas como lo son los servicios actuales, y tienen cada vez menos posibilidades de establecer sus propias prioridades. En esas circunstancias son las prioridades de la organización las que determinan la importancia atribuida a los servicios preventivos… En un medio sanitario cada vez más centrado en los resultados económicos, muchas agencias de seguro (obras sociales en Argentina)… han adoptado un punto de vista a muy corto plazo, en el que se considera que la prevención no tiene efectos beneficiosos porque la recompensa sólo llega a largo plazo» (Abrams, 2003: 452). 

Como conclusión, se puede decir que «el modelo médico tiene una opinión pesimista y derrotista de la humanidad que nos niega toda posibilidad sobre nosotros mismos…; no trata a la gente en su contexto social; y el tratamiento médico, cuando mucho, propone un alivio temporal, pero a menudo oculta lo que en realidad sucede» (Fredem, citado por Menéndez, E, 1990: 102,103). 

2.4 La Actividad Física en el Contexto de la APS 

«La actividad física es un eficaz medio mediante el que el individuo puede prevenir enfermedades graves, y una forma costoeficaz en que la sociedad puede mejorar la salud pública», así lo afirma el Dr. Pekka Puska, Director de Promoción de la Salud y Prevención de las Enfermedades No Transmisibles de la Organización Mundial de la Salud (O.M.S. Iniciativa mundial para la celebración anual del día Por tu salud, muévete, 2003: 2). En palabras de Rodríguez García, M., «…puede ser la medicina más eficiente y económica para muchas enfermedades y sin los efectos colaterales de las drogas», por lo que «…la inversión por prevenir el sedentarismo y promover la actividad física va a ser un gran ahorro en el tratamiento de enfermedades. Esta inversión evitará gastos en los años venideros…» (Rodríguez García, M., 1988: 4). 

Invertir en un enfoque de salud de la población, que aborde un amplio rango de los patrones determinantes de la salud y que sus estrategias estén diseñadas para llegar a toda la población, ofrece beneficios en tres áreas principales: mayor prosperidad, ya que una población sana contribuye a una economía dinámica; menores gastos en salud y problemas sociales, además de un clima general de estabilidad social y bienestar (Rojas Ochoa, 2004). 

En concordancia con lo antedicho, en el año 1997, el Ministerio de Desarrollo y Acción Social y Salud, a través del decreto Nº 652, propuso como objetivo, entre otros: «posibilitar la prevención de la salud de la población»; «mejorar los niveles de salud de la población, orientada a las personas consideradas en su integridad física, mental y social previniendo los factores de riesgo» y «facilitar el acceso a todos los estratos de la población a los servicios de protección y reparación de la salud»… esto haría absolutamente viable incluir en los efectores de salud dependientes del gobierno de la Provincia de Mendoza a la actividad física, debiendo enmarcase como medio de promoción, prevención, recuperación y mantenimiento de la salud, en un proyecto de salud del Estado como ente directriz regulador. 

La O.M.S. formuló con amplia claridad, que parte de la responsabilidad por la que la actividad física no es prioridad en las políticas públicas, es porque «…sólo se dedica a la prevención una cifra inferior al 5% de los recursos» (OMS, Políticas en materia de actividad física, 2002). En relación a lo expuesto, planteó algunas posibles acciones a desarrollar por los distintos sectores relacionados con la implementación de políticas en materia de actividad física, para lograr que el trabajo de promoción se dirija no sólo a los individuos, sino también a los formuladores de políticas. Algunas de ellas, relacionadas directamente con este ensayo, se detallarán a continuación como ejemplo: 

  • Organizar programas específicos de actividad física dentro de los servicios de salud.
  • Intensificar los programas de actividad física y deporte para todos.
  • Poner en práctica suficientes programas de Educación Física dirigidos por profesores capacitados.
  • Formular leyes y políticas locales en favor de la actividad física.
  • Dedicar espacios interiores y exteriores seguros a la actividad física.
  • Permitir el uso público de las instalaciones deportivas de las escuelas.
  • Asegurar la inversión inicial y movilizar recursos para la actividad física.

(OMS, Políticas en materia de actividad física, 2002). 

Nótese que se detallan claramente posibles alternativas para fomentar una interrelación orgánica entre Atención Primaria de la Salud y la actividad física; sugiriendo y posibilitando variedad de niveles de intervención, y diversidad de espacios utilizables. Sin embargo, en lo referente a nuestra provincia, no se conocen intentos congruentes a dichos planteamientos tan claramente ligados a la prevención y promoción de la salud, por lo menos en lo que al Ministerio de Salud corresponde. 

2.4.1. Contribución de la Actividad Física a la Salud 

Desde tiempos remotos, la actividad física ha estado íntimamente ligada a la salud y en las últimas décadas ha sido contemplada como uno de los factores determinantes de la misma, siendo imprescindible para alcanzar, mantener y recuperar satisfactorios niveles de salud. 

Su contribución, se asocia mayormente con la prevención de enfermedades degenerativas, el bienestar general, conductas y estilos de vida saludables, entre otros, lo que constituye un punto trascendental dentro del contexto de prevención y promoción de la salud, cuya necesidad de mejorar la salud a partir tanto del cambio en los estilos de vida personales como en las condiciones que hacen al nivel de vida, es ampliamente reconocida. 

Una de las concepciones más aceptada en el ámbito científico sobre la actividad física es la que la define como «cualquier movimiento corporal producido por los músculos esqueléticos que resulta en gasto energético» (Howley E. y Franks B., 1995: 22), conceptualización manifiestamente biologicista. Sin embargo, la actividad física implica a la vez que una dimensión biológica, una dimensión personal y otra socio-cultural, tal como afirma Devis Devis, para quien «…cualquier intento por definirla… debería integrar las tres dimensiones» (Devis Devis, 2000: 12). 

Para este autor, la actividad física es «…cualquier movimiento corporal intencional, realizado con los músculos esqueléticos, que resulta en un gasto de energía y en una experiencia personal, y nos permite interactuar con los seres y el ambiente que nos rodea» (Devis Devis, 2000: 16), teniendo en cuenta también, que «…forma parte del acervo cultural de la humanidad» (Devis Devis, 2000: 12). 

Nótese que al hacer hincapié en esto último, la actividad física cambia sustancialmente para acercarse más y más a la salud como es entendida actualmente, y por ello la profesión del educador físico cobra mayor envergadura. Así, esta concepción la justifica y permite contextuarla como medio de promoción, prevención, recuperación y mantenimiento de la noción multidimensional que es el proceso salud-enfermedad. 

A simple vista, se diría que la actividad física es posible de ser realizada por cualquier individuo sin pautas muy estrictas de cómo ser llevada a cabo. Pero para Mario López «la actividad física es y hace a la salud cuando se sustenta en el concepto de estimulación adecuada, sistemática, oportuna, justa, diferenciada, personalizada y saludable, fundamentada en el conocimiento científico» (Mario López, 2001: 41). 

Lopategui (2000) manifiesta que esta práctica está dirigida hacia un fin, lo que podría dar lugar a múltiples objetivos relacionados a la persona que realiza actividad física, tanto como para el equipo de salud que la prescribe como parte de un tratamiento. Así podemos citar: objetivos estéticos, de rendimiento laboral, por calidad de vida, mejor estándar de salud, etc. Y en caso de objetivos planteados por el equipo de salud, cabría mencionar: promover el cambio del hábito sedentario por otro más activo para disminuir el estrés; recuperar la función cardiaca tras un infarto, disminuir peso corporal para evitar agravar procesos artrósicos, disminuir los niveles de ácidos grasos, etc. 

En relación a ello, cabe hacer mención que parece ser necesario un guía, un tutor que sugiera y controle. 

Así lo expresa también la publicación de González, A y cols. (2001) al afirmar que por los múltiples beneficios que otorga, la actividad física, bien dosificada y supervisada, es fundamental en la medicina preventiva, terapéutica y de rehabilitación. También por esta razón es que «el movimiento de la condición física relacionada con la salud está asentándose en la profesión de la educación física… y se está convirtiendo en un fenómeno internacional, multidimensional, con múltiples facetas…» (Airasca, 2002: 10). 

Como conclusión, González-Chávez A y cols., asienten que «… toda actividad física… realizada bajo una prescripción específica e individualizada, bajo supervisión y con el objetivo de mejorar el funcionamiento del organismo…, previene, retrasa y controla las enfermedades crónico degenerativas, y en la esfera psicológica el estrés, la ansiedad y la depresión, siendo piedra angular en su tratamiento, lo cual resulta en un aumento de longevidad y de la calidad de vida» (2001: 180). 

En términos de Devis «…como si de un medicamento se tratara…» éste serviría de «instrumento mediante el cual puede recuperarse la función corporal enferma o lesionada y paliar sus efectos negativos sobre el organismo humano» (Devis, 2000: 13), y «…en la esfera psíquica…» (González-Chávez A. y Cols 2001: 171). 

2.4.2. Prescripción de la Actividad Física 

Según Erlick, «La prescripción del ejercicio es similar a la de los medicamentos. Cuando se piensa en el tratamiento, generalmente se asocia con algo tomado por vía oral o vía parenteral; el ejercicio, aunque no se toma, se practica, por lo tanto, al igual que un fármaco requiere de ciertas especificaciones y si está mal dosificado, también produce efectos secundarios no deseados que son un riesgo para la salud,» (González-Chávez, A y cols., 2001: 171). 

Al respecto, Lopategui (2000) se refiere al concepto de prescripción como un proceso mediante el cual se diseña a una persona un programa individualizado de actividad física sistemática; el mismo incluye la cuantificación de variables que determinan la dosis que realizará; esas variables responden al tipo de ejercicio, frecuencia, duración, y progresión. 

A modo de síntesis advertiremos que en la medida en que la actividad física se encuentra guiada por un profesional adecuado y debidamente capacitado para ello, es cuando más se acerca a parámetros saludables. Quien enfatiza esto es R. F. Alonso López, (Profesor de Educación Física, Licenciado en Cultura Física y Doctor en Ciencias), cuando dice «el Profesor de Educación Física es el especialista del ejercicio físico» y expresa con convicción que «en muchos países… se ha llegado a la conclusión que integrar al profesional de la actividad física (profesor) al equipo médico o de salud de cualquier comunidad, dispensario, hospital, etc., eleva las potencialidades de este equipo a niveles increíbles» (Alonso López, 2000 : 2). 

Es por ello que se recalca esta relación entre actividad física y salud con asiduidad, ya que tanto en la antigüedad como en la actualidad, la correspondencia se hace evidente cuando analizamos la literatura. Así vemos que hay distintas fuentes y conceptos que se adaptan en función de los paradigmas imperantes de cada época. 

2.4.3. Perspectivas de la Actividad Física en Relación a la Salud

Parafraseando a Devís (2003), podemos distinguir tres perspectivas que engloban las visiones en que se ha enmarcado la popular y compleja relación salud – actividad física. Detallaremos cada perspectiva a continuación, señalando que no son excluyentes sino que se encuentran interrelacionadas: 

«Perspectiva rehabilitadora: considera a la actividad física como si de un medicamento se tratara, es decir un instrumento mediante el cual puede recuperarse la función corporal enferma o lesionada y paliar sus efectos negativos sobre el organismo humano». 

«Perspectiva preventiva: utiliza la actividad física para reducir el riesgo de que aparezcan… o se produzcan determinadas enfermedades… se ocupa del cuidado de la postura corporal y la seguridad en la realización de los ejercicios» (Devis Devis, 2003: 13). 

Si nos concentramos en la concepción de salud de la O.M.S. y queremos ver aumentadas las relaciones entre actividad física y salud, más allá de la enfermedad debemos atender a la «perspectiva orientada al bienestar, que considera que la actividad física contribuye al desarrollo personal y social, independientemente de su utilidad para la rehabilitación o prevención de las enfermedades o lesiones…», se trata de ver en ella «un elemento que puede contribuir a mejorar la existencia humana más allá de la supervivencia de manera que nos permita hablar de calidad de vida… la práctica porque sí, porque nos divierte y nos llena de satisfacción, porque nos sentimos bien, porque nos ayuda a conocernos mejor, porque hacemos algo por nosotros mismos, porque nos permite saborear una sensación especial o porque nos sentimos unidos a los demás y a la naturaleza» (Devis Devis, 2003 : 13, 14). 

De esta forma, posicionándonos en un enfoque sistémico del proceso salud-enfermedad como noción multidimensional, ya que hace referencia a aspectos físicos, mentales, sociales y trascendentales, podemos entenderlo como lo hiciera Devis: la salud es un continuo que posee dos opuestos entre los que podemos movernos hacia el polo positivo del gran bienestar, o hacia el negativo de gran enfermedad. 

Se comprende así que es hacia este polo de gran bienestar al cual debe tender siempre la actividad física, entendiéndola como un simple medio. Aquí es donde comienza a florecer la Educación Física como proceso dinámico y continuo de enseñanza-aprendizaje, a partir de la vivencia corporal integrada a la aprehensión de conceptos y la revisión de creencias, en una búsqueda dialéctica de trascendencia personal que propende hacia la autonomía del ser. 

CAPITULO III 

Diseño Metodológico 

En este apartado pretendemos dar a conocer el posicionamiento epistemológico desde el cual se ha desarrollado el presente estudio. 

Partimos de considerar el hecho de que las personas deben ser los verdaderos actores para mejorar las condiciones de su existencia, y que la práctica reflexiva, consciente e informada, puede transformar las actuales tendencias del proceso salud- enfermedad. 

De este modo, creemos que las formas de entender la vida social fundamentada en el sentido común, no poseen validez científica, y por tanto corren el riesgo de quebrarse frente a la siempre creciente complejidad social. Una complejidad social producto de la globalización, la movilidad laboral, el pluralismo cultural y el deterioro de las instituciones tradicionales. Es por todo esto, que la realidad no puede explicarse únicamente desde lo observable, precisa una interpretación más profunda que incluya a estos sujetos (para nosotros decisores en salud), inmersos en sus propios y particulares contextos, los cuales se encuentran atravesados por variables políticas, culturales y sociales particulares y, además, por el tipo de formación que han recibido. 

En este contexto las ciencias sociales están divididas en dos paradigmas. El primero, denominado positivista, rige el modelo de la ciencia natural empirista e intenta buscar el mecanismo que explique cómo la sociedad debe funcionar. Promete un fundamento racional para la sociedad programada y por lo tanto una base para legitimar políticas centralizadas. 

El segundo paradigma, el interpretativo, rechaza la búsqueda de fundamentos racionales como base para el control democrático de las condiciones sociales. Atribuye valor a la importancia de comprender las sociedades desde adentro, de interpretar la conducta social desde el punto de vista de los significados inter-subjetivos, que regulan las relaciones humanas y constituyen una manera específica de vida social por un lado, y por el otro, los significados subjetivos: intenciones, motivos, emociones y sentimientos que los sujetos manifiestan a través de sus actividades.