Como Manejar el Estrés Laboral en las Enfermeras

Acciones o Estrategias Individuales, Grupales e Institucionales para Manejar el Estrés Laboral de las Enfermeras de Áreas y Servicio de Oncología

1. Introducción

La literatura describe diversos estudios que demuestran que uno de los grupos más afectados por el estrés en su trabajo diario lo constituyen los profesionales de enfermería. Las condiciones laborales son factores de riesgo que generan muchos efectos negativos sobre el trabajador, principalmente el estrés al que se ven sometidos diariamente.

Según Heim, 1992, «El cuidado a los pacientes y el interés mostrado en ellos es el estresor más importante de los profesionales del cuidado de la salud seguido por el conflicto entre los miembros del equipo, la carencia de confianza y autonomía, el exceso de trabajo por conflictos de autoridad». Se ha reportado en las enfermeras más altos niveles de estrés que los médicos. Además, se ha encontrado una respuesta inadecuada no sólo a la tensión, y a la ansiedad, sino la baja autoestima e insatisfacción laboral.

El impacto psicológico del cuidado de los pacientes con cáncer y sus familias puede agobiar al personal cuidador y a acentuar el descontento si en el lugar de trabajo no existe un sistema apropiado de soporte. Los administradores de las áreas de oncología reconocen el estrés en el personal de enfermería; pero desafortunadamente ellos no han sabido identificar las características específicas del estrés laboral o el soporte más efectivo para remediar esta situación (Hands, Quargnentin, Hickey, & Mágnum, 1994).

Aunque las fuentes del estrés y sus efectos en los profesionales del cuidado de la salud de pacientes con cáncer han sido investigadas y causan inquietud, se considera necesario a través de esta investigación, identificar las acciones que las enfermeras oncólogas realizan para manejar el estrés laboral, ya que los estudios demuestran que la satisfacción laboral constituye un buen predictor de longevidad, de adhesión a la empresa, mejora la vida no sólo dentro del lugar de trabajo sino que también influye en el entorno familiar y social.

Estos aspectos son especialmente relevantes en los profesionales del área de la salud y en especial de las enfermeras, pues ellas deben cuidar la salud física y mental de quienes están a su cargo, y entregar una atención de buena calidad. Para ello deben estar bien y satisfechas en su trabajo. De lo contrario, existe evidencia clara que un empleado insatisfecho tiende a sufrir todo tipo de problemas de salud, tales como: cefaleas, problemas de salud mental, cardiopatías y accidentes vasculares cerebrales, entre otros (Locke, E., 1976; Stein et al., 1993; Robbins, S., 1987; Gibson, J. et al., 1985; Spector, P. 1997). Estos problemas provocan ausentismo, rotación del personal, gastos médicos para el trabajador y costos para la empresa, los cuales van en desmedro de la organización.

La metodología usada para el desarrollo de este estudio es una revisión documental de 1995 a 2005, la cual contempla las siguientes etapas: Búsqueda del tema, selección de artículos y análisis de los documentos seleccionados. Para llegar a este análisis se elaboró una ficha descriptiva-analítica para cada uno de los estudios seleccionados, la cual contempla tres partes: datos de identificación, aportes del contenido sobre el tema seleccionado y análisis metodológico y de contenido. El análisis de los resultados y las conclusiones señalan que las enfermeras manejan el estrés laboral mediante programas de autoconcientización, aprendizaje de habilidades comunicativas, relajación y ejercicio físico; y las instituciones ofrecen facilidad al acceso de la tecnología, terapias complementarias (aromaterapia, masaje, reflexología), programas dirigidos a promoción de relaciones positivas, consejería; estímulos como año sabático, vacaciones, donde debe haber participación activa del director de la organización.

2. Justificación

La organización Mundial de la Salud (OMS) ha definido a los trabajadores de la salud como profesionales sometidos a altos niveles de estrés (2000). Diversos estudios se han referido a las afectaciones a que está expuesto el personal de salud y especialmente, el personal de enfermería que brinda cuidado directo. A su vez dentro de este colectivo se encuentran los profesionales de enfermería que laboran en áreas de oncología, que requieren de un despliegue de actividades de control mental y emocional de mayor rigor que en otras disciplinas, ya que es una tarea expuesta a múltiples agresiones como la manipulación de pacientes con pronóstico sombrío, la necesidad de brindar cuidados no solamente intensivos, sino también prolongados; también exige alta concentración y desgaste físico y mental y además requiere un espíritu constante para compartir con el enfermo y su familia, las horas de angustia, depresión y dolor.

Dada la complejidad de las demandas asistenciales del paciente oncológico, en el personal de enfermería de servicios oncológicos se reportan reacciones emocionales negativas de ansiedad, depresión, frustración e ira, que además de afectar al personal asistencial pueden deteriorar la calidad del cuidado que se brinda a los pacientes.

El desarrollar programas centrados en el manejo y el control de este tipo de respuesta puede considerarse una propuesta eficaz y también necesaria a la luz de los resultados antes mencionados y de la problemática (que la revisión de la literatura permite apreciar) de respuestas emocionales en el campo del estrés laboral. Permitiendo con esto el desarrollo de habilidades sociales y comunicativas para proveer de recursos a este personal y hacerlo de esta forma más competente.

El desarrollo de estrategias que abordan la prevención de reacciones emocionales negativas por parte de la enfermera puede contribuir en forma positiva no sólo al personal directamente afectado, sino también a la institución; ya que las experiencias obtenidas demuestran que aumenta la respuesta positiva en el trabajo, mejora actitudes y conductas negativas hacia otros, y además, mejora el ambiente y el clima organizacional. Siendo consecuente con esta situación, juega un papel importante el desarrollo de acciones tanto a nivel profesional como institucional que permitan afrontar y amortiguar los niveles de estrés.

Resulta interesante ver como algunos países realizan estudios orientados a la implementación de estrategias a nivel individual e institucional para el manejo del estrés laboral, así como planes que ofrezcan alternativas de mejoramiento de la calidad de vida de sus trabajadores. Sin embargo, dentro del contexto laboral en Colombia no existen programas establecidos para el manejo del estrés en el personal de salud.

Las autoras consideran fundamental la búsqueda exhaustiva durante los últimos diez años de estrategias utilizadas para el manejo del estrés, con el fin de utilizarlas en el desempeño profesional de los especialistas en enfermería oncológica, ya que como profesionales se tienen diversas exigencias como ser el soporte tanto del paciente con cáncer como de la familia, que esperan una atención integral y a su vez cumplir normas y objetivos institucionales, en condiciones que pueden aumentar los niveles de estrés.

Este estudio pretende aportar elementos en el tema del cuidado que se encuentra dentro de la línea de investigación de «CONCEPTUALIZACIÓN Y PRÁCTICA DE LA ENFERMERÍA» del departamento de Enfermería Clínica de la Facultad de Enfermería de la Pontificia Universidad Javeriana.

3. Problema

El cuidado de los pacientes con cáncer es una labor altamente demandante para las enfermeras que trabajan en áreas y servicios de oncología debido a la sobrecarga laboral y al constante contacto con el sufrimiento y la muerte de los pacientes. Estas situaciones y las condiciones de trabajo generan altos niveles de estrés tanto a nivel personal como organizacional, con serias consecuencias en algunos casos tanto para quienes brindan el cuidado como en quienes lo reciben. A pesar de esto, no es fácil encontrar programas estructurados o estrategias específicas para el manejo del estrés laboral, ni en el plano personal ni a nivel de las instituciones de salud. El manejo del estrés laboral en el personal que trabaja en áreas y servicios de oncología ameritan la implementación de estrategias que permitan abordar esta problemática de manera adecuada.

Con el interés de solucionar estas situaciones y modificar las condiciones de trabajo que producen estrés al personal de enfermería oncológica, las autoras plantean como pregunta del estudio: ¿Cuáles son las acciones o estrategias individuales, grupales e institucionales para manejar el estrés laboral de las enfermeras de áreas y servicios de oncología?

4. Objetivos

4.1. Objetivo General

Describir las acciones o estrategias individuales, grupales e institucionales para manejar el estrés laboral de las enfermeras de áreas y servicios de oncología.

4.2 Objetivos Específicos

Identificar las acciones que las enfermeras de áreas y servicios de oncología desarrollan a nivel individual y/o grupal, para manejar el estrés laboral.

Identificar las acciones que implementan las instituciones de salud para contribuir al manejo del estrés laboral del personal de enfermería de áreas y servicios de oncología.

5. Propósito

El propósito de esta investigación es plantear diferentes intervenciones útiles para el manejo del estrés laboral en áreas y servicios de oncología y facilitar la implementación de programas que permitan prevenir, modificar los agentes causales del estrés en el personal de enfermería oncológica con el fin de mejorar su calidad de vida y a nivel institucional contribuir en el mejoramiento de la prestación de servicios, disminución del ausentismo y ahorro de costos en la salud de sus trabajadores.

6. Marco Teórico

En la sociedad moderna se habla del estrés laboral que afecta tanto al individuo como a las organizaciones; en el ámbito de salud, el área de enfermería, debido a las características concretas a las que se circunscribe, ha sido objeto de estudio en relación a distintas variables que intervienen en el estrés. Las autoras de este estudio tienen interés particular en identificar y describir estrategias que puedan ser útiles para mejorar la situación laboral en áreas y servicios de oncología. Como marco de referencia conceptual se revisan los conceptos a nivel general del estrés y el estrés laboral y se describen las características del estrés en oncología.

6.1 El Estrés

La propia palabra ESTRÉS surgió antes del inicio de la historia, ESTRÉS se deriva del griego stringere, que significa provocar tensión. La palabra se usa por primera vez en un sentido no técnico en el siglo XIV para referirse a las dificultades, luchas, adversidad o aflicción (Lumsden, 1981 citado por Ivancevich 1989). A finales del siglo XVII, un prominente físico-biólogo, Robert Hooke (Hinkle, 1973 citado por Lazarus 2000) contribuyó significativamente formulando un análisis de la ingeniería sobre el estrés. Contempló la cuestión práctica del modo en que deberían diseñarse las estructuras creadas por el hombre, tales como los puentes, para soportar cargas pesadas sin derrumbarse (1). A partir de entonces, durante muchos años, se emplearon en textos en inglés numerosas variantes de la misma, como stress, stresse, strest, e inclusive straisse.

Hasta mediados del siglo XIX el Fisiólogo francés Claude Bernard sugirió que los cambios externos en el ambiente pueden perturbar al organismo, y que era esencial que este, a fin de mantener el propio ajuste frente a tales cambios, alcanzara la estabilidad de milieu interieur (medio interior). Este puede ser una de las primeras consecuencias potenciales de disfunción, provocadas por el rompimiento del equilibrio en el organismo, o de someterse al ESTRÉS (2).

En 1920 el fisiólogo estadounidense Walter Cannon enfocó su investigación hacia las reacciones específicas, esenciales para mantener el equilibrio interno en situaciones de emergencia, en realidad se enfrenta a lo que, previa evolución, se habría de convertir en el concepto actual de ESTRÉS.

El inicio del empleo actual del término no tiene su antecedente en Cannon, sino en el doctor Hans Selye, endocrinólogo de la Universidad de Montreal, a quien frecuentemente se le llama «padre del concepto estrés». Selye, observó que todos los enfermeros a quien estudiaba, indistintamente de la enfermedad propia, presentaban síntomas comunes y generales; cansancio, pérdida de apetito, baja de peso y astenia. Esto le llamó mucho la atención y lo denominó «Síndrome de estar enfermo». Además, sugirió dos tipos de estrés: Distres (dolor, angustia) y lustres. El primero es un tipo destructivo, ilustrado por la ira y la agresión y se dice que es perjudicial para la salud. El lustres es el tipo cognitivo, ilustrado por emociones asociadas con la preocupación enfática por los demás y con los esfuerzos positivos que beneficiarían a la comunidad, y se dice que es compatible o que protege la salud del individuo (3).

6.2 Conceptos Recientes del Estrés

Posteriormente, Selye definió el estrés ante la OMS como: la respuesta no específica del organismo a cualquier demanda del exterior». Sus investigaciones constituyeron los primeros aportes significativos al estudio del estrés y sentaron las bases para llevar a cabo investigaciones, aun en la actualidad. Quizá la contribución más significativa de Selye haya sido la publicación sobre el estrés. En ella modificó su definición de estrés, para denotarse una condición interna del organismo, que se traduce en una respuesta a agentes evocadores. Propuso inclusive un nombre para dichos agentes: estresantes, sentando así las bases de gran parte de la terminología actual de este campo.

A partir de estos primeros conceptos del estrés se han desarrollado otras definiciones como: «conjunto de reacciones fisiológicas que preparan al individuo para la acción», la cual fue propuesta por la OMS en 1994. Lazarus (1966), en su primer monográfico sobre el estrés y el manejo formula la teoría del estrés psicológico, basado en el constructo de la valoración. Esta teoría se inclina hacia el enfoque subjetivo, el cual confiaba en la idea de que el estrés y la emoción dependen del modo en que el individuo evalúa (valora) las transacciones del entorno (4).

Boyle & cols(5) (1991), afirman que en 1974 el psiquiatra Freudenberg empezó a observar cómo varios de sus compañeros al cabo de unos años se mostraban desmotivados, con una progresiva pérdida de energía hasta llegar al agotamiento, y también presentaban síntomas de ansiedad y depresión; a este fenómeno lo denominó Síndrome de Burnout (síndrome del quemado según la traducción del inglés); según estos autores, este término lo adoptó la psicóloga social Christine Maslach (1986), para describir el proceso de pérdida del interés por el trabajo, sus labores y el desinterés por las personas entre sus colegas(6). Bensabat (7) (1994), coincide con la definición de estrés propuesta por Selye.

El estrés puede provenir de cualquier situación o pensamiento que haga sentir a la persona frustrada, furiosa o ansiosa y lo que es estresante para una persona no necesariamente es estresante para otra. El estrés es una parte normal de la vida de toda persona y en bajos niveles es positivo, ya que motiva y puede ayudar a las personas a ser más productivas.

Ivancevich (8) (1989) describe que existen muchas maneras de definir estrés, en su mayoría caen en una de estas tres categorías: las definiciones basadas en los estímulos, las fundamentadas en las respuestas, y las centradas en el concepto estímulo – respuesta.

  • Definición basada en los estímulos: «Estrés es la fuerza o estímulo que actúa sobre el individuo y que da lugar a una respuesta de tensión, en la cual la tensión es sinónimo de presión o, en sentido físico de deformación».
  • Definición basada en la respuesta: «Estrés es la respuesta fisiológica o psicológica que manifiesta un individuo ante el estresor ambiental, en la cual el estresor puede consistir en un evento externo o en una situación, ambos potencialmente dañinos».
  • Definición basada en el concepto estímulo – respuesta: «Estrés es una consecuencia de la interacción de los estímulos ambientales y la respuesta idiosincrásica del individuo. La naturaleza idiosincrásica de la respuesta está en función de los procesos psicológicos que intervienen, y que son parte constitutiva del individuo, por ejemplo, las diferencias individuales».

Adicional a las categorías anteriores, Ivancevich (1989) incluye una definición de estrés desde el punto de vista funcional, en la cual considera el estrés como «una respuesta adaptativa, mediada por las características individuales y/o procesos psicológicos, la cual es a la vez consecuencia de alguna acción, de una situación o un evento externo que plantea a la persona especiales demandas físicas y /o psicológicas (9)».

6.3 Fases del Estrés

Villalobos (10) retoma las tres fases de la reacción defensiva no específica frente al estrés, descritas por Selye (1936) y las definiciones de Ivancevich (1985) para señalar tres aspectos: alarma, resistencia y agotamiento.

6.3.1 Reacción de Alarma

El organismo, amenazado por las circunstancias se altera fisiológicamente por la activación de una serie de glándulas, especialmente en el hipotálamo y la hipófisis ubicadas en la parte inferior del cerebro, y por las glándulas suprarrenales localizadas sobre los riñones en la zona posterior de la cavidad abdominal.

El cerebro, al detectar la amenaza o riesgo, estimula al hipotálamo quien produce «factores liberadores» que constituyen substancias específicas que actúan como mensajeros para zonas corporales también específicas. Una de estas sustancias es la hormona denominada ACTH (Adrenal Cortico Trophic Hormona) que funciona como un mensajero fisiológico que viaja por el torrente sanguíneo hasta la corteza de la glándula suprarrenal, quien bajo el influjo de tal mensaje produce la cortisona u otras hormonas llamadas corticoides.

A su vez otro mensaje que viaja por la vía nerviosa desde el hipotálamo hasta la médula suprarrenal, activa la secreción de adrenalina. Estas hormonas son responsables de todas las reacciones orgánicas.

6.3.2 Fase de Resistencia

Cuando un individuo es sometido en forma prolongada a la amenaza de agentes lesivos físicos, químicos, biológicos o sociales, el organismo si bien prosigue su adaptación a dichas demandas de manera progresiva, puede ocurrir que disminuyan sus capacidades de respuesta debido a la fatiga que se produce en las glándulas del estrés. Durante esta fase suele ocurrir un equilibrio dinámico u homeostasis entre el medio ambiente interno y externo del individuo.

Así, si el organismo tiene la capacidad para resistir mucho tiempo, no hay problema alguno, en caso contrario sin duda avanzará a la fase siguiente.

6.3.3 Fase de agotamiento

La disminución progresiva del organismo frente a una situación de estrés prolongado conduce a un estado de gran deterioro con pérdidas importantes de las capacidades fisiológicas y con ello sobreviene la fase de agotamiento en la cual el sujeto suele sucumbir ante las demandas pues se reducen al mínimo sus capacidades de adaptación e interrelación con el medio.

Gráfica 1. Fases del estrés

fases del estrés

FUENTE: www.monografias.com/…/Image1612.gif Melgosa, 1999, p. 22)

6.4 Estrés Laboral

Según La Sociedad Española para el estudio de la ansiedad y el estrés, el estrés laboral se conceptualiza como «el conjunto de fenómenos que suceden en el organismo del trabajador con la participación de agentes estresantes lesivos derivados directamente del trabajo o que con motivo de éste, puedan afectar la salud del trabajador (11)».

Chacón & Grau (1997), comentan que el término de estrés asistencial fue introducido en la literatura científica en los primeros años de la década de los setenta y desde esa fecha ha sido creciente su interés por una gran cantidad de investigadores (12).

En la actualidad la mayoría de investigaciones acerca del estrés se enmarcan dentro de la teoría transaccional propuesta por Lazarus y Folkman, según la cual «el estrés psicológico es una relación particular entre el individuo y el entorno que es evaluado por éste como amenazante o desbordante de sus recursos y que pone en peligro su bienestar» (Lazarus y Folkman, 1986, citados por Montoya 2002). En concordancia con lo anterior, se considera que el estrés laboral es producto de una interacción desfavorable entre los atributos del trabajador y las condiciones del trabajo (Scuter y cols., 1990, y Parkers, 1998 citados por Montoya 2002). Esta definición implica que el estrés es «un proceso interactivo que involucra los efectos combinados de las características individuales por un lado y los estresores físicos y psicosociales presentes en el ámbito laboral por el otro (13)».

Según el Instituto Nacional para La Seguridad y Salud Ocupacional (NIOSH) de los Estados Unidos, el estrés de trabajo se define como las reacciones físicas y emocionales nocivas que ocurren cuando las exigencias del trabajo no igualan las capacidades, los recursos, o las necesidades del trabajador. El estrés de trabajo puede llevar a la mala salud (14).

6.5 Estrés Laboral en Enfermería Oncológica

El cuidado de la salud es un campo demandante, con altos niveles de responsabilidad y expone a deterioro emocional causado por el contacto con el dolor humano, sufrimiento y muerte, así como peligro físico de enfermedades infecciosas.

Chacón y Grau (1997) refieren que dada la complejidad de las demandas asistenciales del paciente oncológico, diversos estudios han mostrado las afectaciones a las que está expuesto el personal de enfermería que brinda estos servicios; de hecho el trabajo con pacientes significa un doble reto para el profesional que lo realiza, en tanto implica no sólo un alto nivel de eficacia profesional sino también un compromiso personal en el cual quiera o no, se afectan sus propias emociones y necesidades. Pero está claro que si el enfermo que debe atender tiene una enfermedad maligna, este reto se multiplica.

Una investigación desarrollada por La Facultad de Ciencias Humanas de La Universidad Nacional de Colombia (Montoya 2002) describe que muchas fuentes de estrés a las que los médicos se encuentran expuestos son comunes para todos los campos de la profesión, pero hay otras que están ligados a una determinada especialización o etapa de la práctica médica. Además, considera que la oncología es inherentemente estresante debido a la constante exposición del personal médico y enfermería a la muerte y la agonía de los pacientes. Así mismo, los programas de formación para el personal de salud no aclaran suficientemente las expectativas de la práctica oncológica, de manera que los médicos y enfermeras oncólogas se conciben a sí misma como proveedores de una terapia activa en los casos de cáncer tratables, por lo que no estarían preparadas para enfrentar el estrés emocional que se deriva del cuidado integral de un paciente con cáncer (15)» (Whippen y Canellos, 1991).

Según Montoya, Las enfermeras oncólogas se encuentran expuestas a estresores laborales importantes: las enfermeras tienen más contacto con los pacientes y sus familias que los médicos, por lo tanto su trabajo implica mayores demandas físicas y emocionales al presenciar de cerca el sufrimiento, la angustia, el dolor y la muerte de los pacientes. Con respecto a los factores organizacionales que contribuyen en la aparición del estrés en las enfermeras, este autor también destaca la sobrecarga de trabajo por lo que el tiempo les resulta insuficiente para completar las labores asignadas, su rol es ambiguo, ya que por una parte se espera que tome iniciativa en muchas de sus actividades diarias pero por otra se espera que sean obedientes y que se ciñan a las decisiones tomadas por los médicos y la mayoría de las veces no tienen suficiente participación en la toma de decisiones. Es común la falta de apoyo y los problemas de comunicación tanto con las colegas como el personal médico. Estas demandas son mayores en las enfermeras oncólogas, debido a que su trabajo requiere un mayor control emocional al implicar el cuidado de pacientes con pronósticos inciertos, en ocasiones durante largos períodos de tiempo y la realización de procedimientos que requieren alta concentración y responsabilidad.

Los estudios realizados con enfermeras del área de oncología indican que en este grupo de profesionales, también se presentan altos índices de estrés. En una investigación realizada por Bram y Katz (1989, citados por Montoya, 2002) encontraron que el nivel de estrés entre las 28 enfermeras de oncología que participaron en su estudio fue de 52.6%. De manera similar, en un estudio realizado con 78 enfermeras del Instituto Nacional de Oncología de Cuba, se encontró que el 44% presentaba manifestaciones de estrés crónico (Chacón y Grau, 1997). En la investigación realizada en el 2005 en Bogotá, por Novoa y Cols(16) se analizó el estrés laboral en 72 trabajadores de enfermería de un hospital universitario de tercer nivel, el 51% (37 personas) del servicios de urgencias, el 8.33% (6 personas) de oncología y el 40.6% (29 personas) del servicio de neonatos; se encontró que el 18.2% del personal de oncología presentaba un nivel alto de estrés asistencial, porque presentaron mayor cansancio emocional, despersonalización y alto nivel de ansiedad, en comparación con las enfermeras de los otros servicios; aunque no es una muestra amplia, es importante el aporte que brinda para la realización de futuras investigaciones sobre este tema.

6.6 Fuentes de Estrés en la Práctica de Oncología

Ivancevich y Matteson (17) (1989) sugieren que los estresores se clasifican de manera general en: estresores intraorganizacionales y extraorganizacionales. Los estresores intraorganizacionales se dividen en tres: estresores individuales, grupales y organizacionales, los cuales se presentan de manera resumida en la Tabla 1. «Así, la sobrecarga propia del rol puede constituir un nivel individual de fuente de estrés; el conflicto dentro de un grupo puede ser un estresor a nivel grupal; aspectos del clima o de la manera en que se designan los puestos pueden constituir fuentes de estrés potenciales a nivel organizacional».

Tabla 1. Fuentes de estrés en la práctica de oncología

estrés en la práctica de oncología

Los estresores extraorganizacionales, «están constituidos por eventos y situaciones ajenos a la vida laboral inmediata de la persona, los cuales sin embargo, influyen en los estresores del trabajo y en el desempeño. Incluyen problemas conyugales, dificultades económicas, incertidumbres políticas, así como muchas preocupaciones en torno al nivel de vida».